Buscando a Erik

No tiene el carisma de Alex Ferguson pero está sentando las bases de un Manchester United ganador

Así es Ten Hag, un técnico callado, discreto y con carácter

Ten Hag, el artífice de este United

Ten Hag, el artífice de este United / AFP

Roger Xuriach

Roger Xuriach

En el United siempre temieron el día en el que Alex Ferguson dejara su cargo. ¿Cómo se remplaza a un mito viviente? Sir Alex solo tenía que señalar con el dedo a su sucesor. Pero apuntó en la dirección incorrecta. David Moyes no fue capaz de calcular la dimensión del club al que acababa de llegar. ‘The Chosen One’, bendecido por Ferguson, se estrelló a las primeras de cambio.

Empezaba un calvario de casi una década. Así como Ferguson mantuvo durante 26 temporadas al United en lo más alto del fútbol inglés y europeo, lo cierto es que, desde su adiós, al término de la temporada 12-13, el club no ha vuelto a levantar una Premier. En esta carrera por encontrar al técnico ideal, la entidad mancuniana lo ha probado todo: técnicos contrastados como Louis van Gaal o José Mourinho; una exleyenda del club como Solskjaer y hasta un experimento llamado Ralf Rangnick, el padre del ‘gegenpressing’. Todos menos el portugués se marcharon sin títulos.

Pero este verano llegó Erik ten Hag, el técnico que construyó al mejor Ajax de este siglo, un conjunto que se quedó a minutos de alcanzar una final de la Champions, que practicaba un juego espectacular y que contaba con futbolistas tan estimulantes como De Ligt, De Jong, Van de Beek, Mazraoui, Ziyech, Tadic o Neres. Su aterrizaje se interpretó como la apuesta definitiva por recuperar la identidad y la grandeza de un club venido a menos. También por volver a ser un equipo apetitoso para las grandes estrellas del momento, circunstancia en la que el club ayudó con una generosa inyección económica.

Así las cosas, junto al nuevo preparador llegaron Casemiro, Lisandro Martínez, Antony y Eriksen, fichajes estructurales que, después de un periodo de adaptación, han incrementado el nivel de la plantilla. ¿Cómo ha influido, sin embargo, Ten Hag en el día a día del club, en su cambio de piel, en la certeza de que, ocurra lo que ocurra en la Europa League, el cuadro de Old Trafford está en condiciones de volver a formar parte del Big Four? Varias personas que conocen al técnico de Haaksbergen trazan este perfil, extraído en parte de un artículo que se puede leer en las páginas de la #Panenka121.

Que brillen los demás

Para empezar, todo lo que isinúa Ten Hag desde fuera se parece bastante a su versión real. Es callado y discreto, incluso insípido, como asegura David Endt, histórico gerente del Ajax (entre 1997 y 2003): “Antes que hablar sobre él, prefiere interesarse por los demás. De verdad, ya no es que no sepa si es más de Manet o de Van Gogh, es que ni siquiera sé qué temas le interesan”. Sin embargo, el exdirectivo destaca otra cualidad: “No miente demasiado y prefiere que brille el resto”. Así pues, le creyó cuando el técnico dijo ser “feliz en el Ajax” en el momento en que Arabia Saudí quiso hacer de él el arquitecto de su proyecto en el Newcastle. Y lo volvió a creer cuando hace un año Ten Hag le confesó sentirse preparado para marcharse “a un club extranjero de primer nivel”.

Ayudar al vecino

Su padre fue un ejemplo de éxito empresarial. Su madre, por su parte, es enfermera. Esa combinación construyó en Erik una doble personalidad, la de un hombre que mantiene una perfecta equidistancia entre el palo y la zanahoria. Fue monaguillo y creció bajo los valores de la Noaberschap, la comunidad agrícola en la que cada miembro tiene el deber moral de ayudar al vecino (‘noaber’), dándole consejos o echándole una mano.

Así transmite hoy su idea de fútbol, y así era como jugaba él cuando era futbolista. Su amigo desde hace 40 años Leon ten Voorde recuerda que ya era un niño “más pequeño que los demás, pero que siempre quiso hacerlo mejor que el resto”. En ocasiones “brusco”, de adolescente se desahogaba el fin de semana en el Vak-P del Twente, uno de los grupos de animación más calientes de los Países Bajos, reconocido por la creatividad de sus tifos. “Erik era un hincha, el Twente era y sigue siendo su gran amor”, añade Ten Voorde. “Hacíamos carreras en bicicleta. Le ganaba siempre, pero él te dirá lo contrario. En una ocasión, me hizo caer justo en la línea de meta, golpeando su rueda contra la mía”, explica.

A los 16, ese chaval con mal perder se integró en las inferiores del Twente, el club con el que se convertiría en un centrocampista defensivo solvente (sin más) en la Eredivisie. Eddy Achterberg, su entrenador en el equipo juvenil y reserva, lo conoció a finales de los 80. Ten Hag tenía entonces 18 años: “Venía a los entrenamientos en bicicleta desde Haaksbergen, 15 kilómetros de ida y otros 15 de vuelta. Estaba completamente obsesionado, hechizado por el fútbol. Esperaba mucho de sus compañeros y los volvía locos. Le llamaban ‘entrenador’, en un sentido peyorativo. Al descanso de los partidos, me gritaba cosas del tipo: ‘¡Míster, hay que jugar con dos delanteros!’”.

Klopp y Guardiola

“Es incansable y sabe lo que quiere”, analiza Sébastien Haller, punta de lanza del Ajax en su versión de 2022, pero también del Utrecht de 2015 a 2017, bajo el mando de Ten Hag: “Está un poco loco y puede parecer terco, pero lo es en positivo. Tiene algo en mente y nada va a pararlo. Su único problema es que no es muy bueno mintiendo. Le cuesta comunicarse con aquellos con los que no cuenta”. No hace falta recordar cómo acabó su relación con Cristiano Ronaldo.

“Se le compara a menudo con Guardiola, pero no toma prestadas pocas cosas de Klopp”, revela Blaise Nkufo, que evolucionó con el técnico alemán en el Mainz y conicidió con Ten Hag en el Twente. “La presión alta, los seis segundos para recuperar la pelota impuestos por el ‘gegenpressing’, todo eso, me lo encontré desde el primer día en los entrenamientos con Ten Hag”, explica. De Guardiola, a quien conoció en el Bayern cuando entrenaba al segundo equipo (2013-15), Ten Hag copió el look, pero, sobre todo, la utilización de los espacios por parte de los laterales.

‘Pequeño general’

En el trayecto de vuelta al aeropuerto de Barajas, tras eliminar al Real Madrid de la Champions 18-19, Ten Hag no soltó el iPad. Sobre esa victoria por 1-4 en el Bernabéu dijo que “se acercaba a la perfección”. Pero en la tableta ya estaba analizando la victoria por 4-2 del AZ contra el Fortuna Sittard, su próximo rival, y tomaba nota de sus debilidades en el juego por las bandas.

“Me gustan las victorias, pero por poco tiempo. Quiero permanecer centrado, realista. El Telegraaf me describió como un perdedor la temporada pasada y, esta vez, usan el término ‘leyenda’. Las dos palabras me hacen reír. Es ridículo”, dijo. En la capital española, no estaba interpretando el papel del tipo que se desvincula de los triunfos para complacer a las cámaras. “Ya en mis tiempos, después de los partidos, en el bus veíamos el vídeo del siguiente oponente”, recuerda Marnix Kolder, capitán del primer equipo profesional que dirigió el técnico neerlandés, el Go Ahead Eagles, donde Ten Hag ganó credibilidad y un apodo: el ‘Pequeño general’.

¿Por qué? Porque se confirmaba como un loco del control “autoritario, con el que hacía notar a los demás que él era el jefe”, según define Rico Wolven, uno de los centrales de aquel equipo. El viejo amigo del técnico Leon ten Voorde abunda en esa idea: “En 40 años de discusiones, ni una sola vez me ha dado la razón. No recuerdo haberle oído nunca admitir que estaba equivocado”.