Inteligencia artificial

"Hay que enseñar a usar ChatGPT en clase"

Francisco Serón, doctor en Ciencias Físicas y catedrático del departamento de Informática e Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Zaragoza, participó en la VI Semana de Innovación Educativa organizada por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

A la derecha, Francisco Serón durante la VI Semana de la Innovación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, junto a Eduardo Quevedo Gutiérrez, director de Innovación Educativa y Formación del Profesorado en la ULPGC.

A la derecha, Francisco Serón durante la VI Semana de la Innovación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, junto a Eduardo Quevedo Gutiérrez, director de Innovación Educativa y Formación del Profesorado en la ULPGC. / CEDIDA.

Iván Alejandro Hernández

¿En qué consiste el proyecto IASAC? 

El acrónimo viene de Inteligencia Artificial y de Sistemas Autónomos Cognitivos. Es un proyecto del Ministerio de Universidades financiado con fondos Next-Generation y tiene un doble objetivo. La primera parte, la de IA, es intentar cubrir una carencia detectada. Desde hace años, en universidades de prestigio han empezado a enseñar la inteligencia artificial a todo tipo de estudiantes y profesores, buscando lo que llaman estudiantes/profesores digitales bilingües. Para que los estudiantes, cuando salgan de las carreras, tengan una idea razonablemente clara de qué es eso de IA y cómo les puede afectar a su actividad o cómo pueden utilizarla. Y en el caso de los profesores, que se reciclen para poder empezar a utilizar herramientas de inteligencia artificial en sus actividades de investigación. Y es transversal, para todas las macroáreas. La otra, la que tiene que ver con el acrónimo SAC, es un poco más especializada y va dirigida a ingenieros, psicólogos y neurocientíficos. Ese es el doble objetivo de todo esto: generar una gran cantidad de documentación, tanto en vídeo como en documentos textuales o programas, que permitan aprender al nivel que se desee: básico, intermedio o superior. Ese es el objetivo, que los estudiantes y los docentes sepan a donde ir.

¿Qué posibilidades ofrece la inteligencia artificial en la educación? 

La IA es una tecnología transversal. Se puede aplicar a cualquier ámbito de desarrollo. En la innovación educativa hay ciertas herramientas que están surgiendo y que ofrecen trabajar con aspectos como texto, imagen, sonido o vídeo de una manera que hasta ahora no se había visto. Te expresas diciendo lo que quieres y el sistema te ofrece varias posibilidades que puedes ir afinando hasta conseguir lo que quieras. Luego está el ámbito de la generación de documentación. Por ejemplo, todas esas presentaciones, resúmenes, traducciones… hay un abanico muy grande de posibilidades. Y luego están las más concretas. Por ejemplo, un sistema de este tipo puede ver 10.000 o 100.000 radiografías y, de ahí, extraer patrones de comportamiento y ayudar en la toma de decisiones. La mayor parte de estas herramientas sirven para la toma de decisiones.

¿Y en el ámbito universitario?

Se puede aplicar a la docencia, a la evaluación y también ayuda a la generación de información. Al ser transversal, se puede usar en cualquier tipo de campo. Lo único que es necesario es una cierta formación para poder entender las herramientas que hay y utilizarlas de la manera más adecuada posible. Al igual que se usa el Word para generar documentos, esto es exactamente igual. Ahora hay muchas aplicaciones con IA y yo creo que se irá limpiando poco a poco, pero se puede encontrar una que te satisfaga con lo que buscas. Solo hay que saber un poco.

¿Cómo afrontar este reto desde la docencia?

Las tecnologías disruptivas siempre han transformado el modo de hacer. No es lo mismo llevar un saco de harina a la espalda que coger una grúa del puerto que te transporta toneladas. Ese pequeño cambio es un gran cambio. Porque quien quiere seguir cargando a hombros, lo puede hacer, pero con una grúa se acaba antes y hace más. Esto es exactamente igual. Son herramientas que, con la interacción con el individuo, dan más potencia. Seguirán existiendo los profesores, las aulas, las clases… pero vamos a contar con unas herramientas que permiten mayor rapidez y refinar hasta aburrir, cosa que ahora no era tan fácil. 

¿Y en el alumnado?

Al alumnado hay que enseñarle a utilizar las herramientas que se va a encontrar cuando salga a la calle. Ya no solo el ChatGPT. Son un montón de herramientas que se va a encontrar por el camino de su profesión. En clase hay que enseñarles a usar ChatGPT porque es una herramienta espectacular. Ahora los trabajos se pueden preparar de muchísimas maneras y eso cambia el chip para evaluar. Un profesor tiene que analizar si el estudiante ha entendido lo que se ha escrito y lo ha hecho suyo. Una prueba de examen, por ejemplo, sería que el profesor le pida al alumno que prepare un examen sobre una determinada materia con ChatGPT. Entonces con esa herramienta, sacará lo que considere oportuno, separará y lo entregará. Luego el profesor le pediría que se lo defienda: por qué le parece que esto es así, si con esta pregunta conseguimos detectar una determinada parte de la asignatura… Más que respuestas, se buscarán preguntas. 

¿Podría exponer algunos ejemplos que se estén llevando a cabo en universidades?

Durante la Semana de Innovación se presentaron algunos proyectos que inciden en el proceso de evaluación y otros en cómo enseñar. Por ejemplo, en el ámbito jurista, una profesora puso un ejemplo: proponía definir un caso y ver qué tipo de respuesta se puede obtener. Pues durante más de una hora, se intentaba afinar la pregunta y analizar las respuestas. De tal manera que, hasta que la docente no está conforme con todo lo que se está haciendo y los resultados, el alumnado aprende la problemática de las situaciones intentando definir el problema o la solución. Ese es un ejemplo de la enseñanza y del aprendizaje. 

La IA lleva con nosotros desde hace años, pero parece que desde los ChatGTP ha pasado a otro nivel y se aborda desde una perspectiva amenazante, ¿comparte esta visión?

Lo que las personas pueden imaginarse al ver la palabra inteligencia, que no está bien puesta, ya es ciencia ficción. De momento no habrá ningún sistema que sea parecido al cerebro del ser humano. Las herramientas son muy específicas para ciertos tipos de actividad y de campo. Por ejemplo, el hombre siempre ha querido volar, ¿en qué se ha fijado? En los pájaros. Tienen alas que baten y plumas. Nosotros ahora volamos con aviones. ¿Los aviones son como los pájaros? No. Tienen alas, con una forma aerodinámica que cuando se impulsan contra el viento a mucha velocidad, o suben o bajan. Nos hemos inspirado en las aves, pero no son iguales. Y eso es una solución tecnológica. Pues eso es lo que estamos haciendo. No hay que dejarse llevar por el susto porque no va a destruir el mundo. Desconectas la corriente eléctrica y se acaba el problema. 

¿Es necesario regular las herramientas de inteligencia artificial?

La tecnología jamás es neutra. La parte negativa es que elimina mano de obra humana, pero también genera nuevos puestos de trabajo. Todas las tecnologías necesitan una regulación. No se pueden utilizar en plan salvaje. Si la administración tiene que manejar una de estas herramientas, se tiene que asegurar que los datos que va a poner no van a ser usados por terceros. Eso hay que regularlo. Que se asegure que los datos que se facilitan son confidenciales. Herramientas que afectan a tanta gente no pueden ir por libre. El problema de esto es que hay que pagar. No son herramientas gratuitas. Y según qué tipo de petición le quieres hacer a los sistemas hay que pagar más o menos. Esto de las grandes empresas multinacionales que ofrecen servicios y están un poco por encima de los países en muchas situaciones hay que organizarlo porque sino, al final, acabas dependiendo de monopolios que pueden fastidiar mucho. Eso hay que regularlo porque se va a mover mucho dinero.