La resistencia de De Gea

La selección se prepara para el próximo duelo ante Malta

 Los de Luis Enrique entrenaron después de imponerse a Noruega para preparar el siguiente compromiso / RFEF

Jordi Gil

Jordi Gil

David de Gea volvió a arrancar como titular en el camino de la selección hacia la Eurocopa del 2020. Luis Enrique mantiene intacta su confianza en el meta del United por mucho que la presión mediática muchas veces supere los límites. Frente a Noruega no pasó apuros y solo  recibió un gol de penalti. El de Illescas, que se enfrentará al FC Barcelona en la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League, cumple con los cánones que desea el seleccionador de un meta moderno y su fortaleza mental para resisitr ha dejado impresionado al staff español.

Debutó con el Atlético de Madrid son solo 19 años en un escenario cono O Dragao ante el Oporto entrando por el lesionado Roberto. Se consolidó pronto y fue clave en la conquista de una Europa League ante el Fulham y una Supercopa de Europa ante el Inter. Eran el inicio del renacer del club colchonero, aunque en aquella época estaba aún lejos de los grandes conjuntos europeos y debía vender para cuadrar las cuentas.

Llegada prematura al United

De Gea y Diego Forlán fueron puestos en el mercado y en verano del 2011 fueron traspasados al Manchester United e Inter respectivamente. Presionados porque en caso de no efectuarse la venta quizá sus compañeros no podrían percibir las nóminas, accedieron a la operación, mucho más dolorosa para el joven David, cuyo paso a la Premier League se antojaba aun precipitado.

Ni físicamente estaba totalmente desarrollado ni mentalmente se sentía preparado, pero el cambio le empezó a endurecer el carácter. Tuvo que dar un paso adelante para aguantar el choque con los corpulentos delanteros ingleses y aprender a convivir con ser el recambio del mítico Van der Sar. Alex Ferguson avaló su fichaje y le dio todo su apoyo para que se sintiera  con confianza.

Sus reflejos y paradas salvadoras lo llevaron a ser indiscutible en el United y en 2014 le llegó la oportunidad de ser el tercer portero en el Mundial de Brasil con Vicente del Bosque. Casillas no pasaba por su mejor momento, Reina era el segundo y De Gea fue para aprender, aunque una lesión le dejó sin opciones de ni tan siquiera poder pelear por el puesto.

Archivado el 'caso Torbe'

La alternativa llegaría en la siguiente fase final, en la recta final de Del Bosque como seleccionador en la fase de clasificación para la Eurocopa del 2016. Su rendimiento fue inmejorable hasta el punto de superar un récord de imbatibilidad del meta ingés Gordon Banks, que se prolongó durante 50 años. De Gea estuvo 480 minutos sin encajar un gol en partidos oficiales hasta que recibió un tanto de Croacia en el tercer partido de la fase final de la Eurocopa del 2016 en Francia.

Una Eurocopa que marcó su personalidad por un hecho negativo. Antes del debut, su nombre se relacionó con un escándalo sexual, el llamado ‘caso Torbe’. De Gea dio la cara, negó su implicación y el tiempo le daría la razón. Formó parte de la investigación, pero ni tan siquiera fue llamado a declarar y el tema quedó archivado.

Sin embargo, el jugador se sintió maltratado por la prensa española y decidiría no conceder entrevistas a la prensa y medir mucho sus apariciones. Incluso reprobó a Pedro Sánchez y no aceptó su perdón privado antes del Mundial de Rusia cuando el presidente del Gobierno acudió a desear suerte a los jugadores. Sánchez criticó que De Gea siguiera en la selección en la anterior Eurocopa y el meta quedó muy dolido.

Mientras en España estaba en el centro de la polémica, en el United ocurría todo lo contrario. Ganador en cuatro ocasiones del trofeo Sir Matt Busby al mejor jugador de la temporada en Old Trafford, entrando en el club de los 15 porteros que han dejado su portería a cero en 100 partidos y distinguid por el sindicato de jugadores como el mejor guardameta en el FIFA FIRPro del 2018.

La importancia de su padre

Todo ello, de forma paradójica, no le dio prestigio en España. En el Mundial de Rusia falló y fue duramente atacado. Igual que ocurrió en la UEFA Nations League en la eliminación ante Croacia. Pese a esta vorágine, De Gea resiste. Los que lo conocen dicen que la clave radica en su frialdad.

Su temperamento le permite abstraerse a las críticas, aunque también lo convierte en más vulnerable. “Tírate más, haz paradas de cara a la galería”, le recomendó un entrenador. “No me sale”, fue su respuesta. No es un jugador de sangre caliente y su imagen se resiente. Su padre José, exportero del Getafe enTercera División, es su principal asesor y con quien más se refugia. José siempre le hablaba de Iribar y De Gea se queda con la sobriedad del 'Chopo', aunque ello en los tiempos modernos no sea lo más aconsejable para ser viral en internet.

La presencia del español Emilio Álvarez como técnico de porteros en el United, fichado por Mourinho, le resulta de enorme ayuda, así como José Manuel Ochoterana en la Roja. De Gea no es el jugador más extrovertido del mundo, pero se lleva bien con todos. Refugiado a veces en el teléfono móvil o en los videojuegos, no pasa por ser el alma de la selección, pero es un generador de buena armonía.

La timidez como enemigo

Su discreción impide que se exteriorice más su buena relación con Kepa, el segundo al que muchos reclaman, o que se conozca más que dispone de una colección de camisetas de porteros rivales, con las que le gusta intercambiar. Enganchado a cualquier partido que se emita por televisión, De Gea se muestra poco y menos en España. Su timidez tampoco es su aliada ya que le lleva a parecer a veces distante de puertas a fuera. En el vestuario es afectuoso, aunque a veces no ha tenido todo el apoyo necesario, en especial con la selección.

Piqué y Jordi Alba fueron los únicos que le acompañaron detrás de la cortina en la rueda de prensa que hizo en la Isla de Ré para defenderse del ‘caso Torbe’. La ambición de Casillas de querer ser titular y la simparía que el de Móstales despierta entre la prensa han sido una losa que aún paga. Pese a todo, los expertos del fútbol, como Luis Enrique o Solskjaer, lo defienden. Señal  que el trabajo está bien hecho.