Vinicius, un globo que no para de inflarse

Vinicius está en boca de todos los madridistas

Vinicius está en boca de todos los madridistas / AFP

Francesc J. Gimeno

Francesc J. Gimeno

La decepción de la parroquia madridista con jugadores como Gareth Bale o Marco Asensio, despedidos en el último partido de Liga ante el Valladolid con una sintomática pitada, y el flojo nivel que están mostrando en esta primera fase de la temporada otros pesos pesados como Isco Alarcón, Raphaël Varane, Luka Modric, Marcelo, Casemiro, Karim Benzema o Sergio Ramos, han colocado al delantero brasileño Vinicius en una posición de privilegio que a día de hoy no se corresponde con los méritos realizados. A falta de cracks que alimenten su ilusión y su optimismo, la afición y la prensa madridistas se tienen que consolar encumbrando a jóvenes que todavía son una incógnita y que sólo son proyectos de estrella.

Esta sucediendo esta temporada con Vinicius y muchos se preparan ya para repetir la misma jugada en cuanto aterrice en Madrid Rodrygo Goes, la otra joven perla del fútbol brasileño que el Real Madrid fichó el pasado mes de junio y que a la espera de acceder a la mayoría de edad -cumplirá 18 años el próximo 9 de enero- está jugando cedido en su club de origen, el Santos.

La realidad es más gris y decepcionante de lo que el madridismo esperaba después de haber celebrado el tercer título consecutivo de la Champions League el pasado mes de mayo en Kiev. El equipo transita con más pena que gloria por la Liga y la Liga de Campeones, y la crisis de resultados ya se ha llevado por delante a Julen Lopetegui, reemplazado por el técnico del filial, Santiago Solari, de forma interina. Y todas las ilusiones y esperanzas parecen ahora depositadas en Vinicius, que aparece en todas las portadas y parece destinado a cubrir el hueco que ha quedado tras la apresurada fuga de Cristiano Ronaldo a la Juventus.

carrera meteórica

Lo curioso del caso es que Vinicius sólo suma cuatro partidos con el primer equipo madridista, otros cinco con el filial blanco que juega en Segunda División B y 48 más con el Flamengo desde su debut como profesional el 13 de mayo de 2017. En apenas año y medio la carrera de este joven delantero brasileño ha resultado meteórica, aunque gran parte del combustible que ha inflamado esas desmesuradas expectativas corresponde a la crisis que está atravesando el Real Madrid.

La falta de referentes y el fracaso de los que debían coger el testigo de Cristiano -todos los ojos estaban puestos en Bale y Marco Asensio, que no dan la talla por ahora- han puesto a Vinicius en un lugar preeminente del escaparate. Y por ahora el chaval se ha limitado a firmar un esperanzador partido ante un Segunda B como el Melilla en la Copa, el día del debut de Solari, y a provocar el gol que abrió el camino de la victoria ante el Valladolid con un disparo muy mal orientado que el defensa Kiko Olivas introdujo involuntariamente en su propia portería. Cuando todo está oscuro, cualquier chispazo fugaz ilumina el escenario.

frustración

El sentimiento de impotencia que persigue al madridismo desde que comprobó que el elegido era Leo Messi y que éste no iba a vestirse nunca de blanco, le ha llevado estos últimos años a echarse en brazos del primer sucedáneo que iban encontrando. Algunos fantasearon con que Robinho podía competir de tú a tú con el crack argentino, pero se llevaron una gran decepción cuando comprobaron que estaban equivocados. Y desde entonces se han ido encomendando a cualquiera que alimentara su esperanza. Sólo Cristiano Ronaldo, gracias a su enorme ego y a su voracidad competitiva, frenó esa frustración desde 2009 hasta el pasado verano. Pero la salida del portugués ha vuelto a dejar huérfana de símbolos a la afición, así que la directiva no ha tardado en utilizar a Vinicius como escudo protector. Y ya está preparando la misma jugada con su compatriota Rodrygo.

A la espera de que se confirmen o no las enormes expectativas que hay depositadas en él, el globo de Vinicius sigue inflándose.