La conjura que surge efecto en Osasuna

Osasuna firmó ante el Rayo Vallecano una victoria de renombre dos meses después de la conjura que mantuvieron los jugadores para revertir una situación complicada que tocó fondo con la eliminación copera a manos del Girona en dieciseisavos de final.

Tras un gran inicio de curso, la mala fortuna se posó al lado de los de Jagoba Arrasate. Fueron diez jornadas consecutivas sin ganar. Las más recientes ante el Getafe y Athletic Bilbao, esta última en El Sadar en la que el equipo de Pamplona dejó una mala imagen, impotente frente a unos leones que no tuvieron piedad de los rojos, 1-3.

Parecía que con la Copa el Osasuna recuperaba la fe por acceder a la siguiente ronda, pero otra triste actuación les privó de continuar en un torneo ilusionante para plantilla y afición. “La situación es delicada, pero este equipo es fuerte en estabilidad emocional, lo demostró el año pasado y tiene galones suficientes para responder ante situaciones adversas”, dijo el capitán Oier ese mismo día.

Dicho y hecho. Las voces en torno a Arrasate comenzaron a ceñirse. A pesar de ello, no hizo falta que el director deportivo Braulio Vázquez saliese a corroborar la continuidad de su entrenador como el curso pasado. La consigna era clara. Todos a una con su experimentado capitán. La pericia pocas veces falla.

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Fue entonces cuando el Osasuna dijo basta. La plantilla realizó una especie de aquelarre tras uno de los entrenamientos para hacer unión y creerse que podían sacar la situación adelante tirando todos y a la vez del carro. Los pupilos coincidieron en la importancia de “avanzar, cambiar y afrontar las situaciones de manera decidida para agarrar el toro por los cuernos”, tal y como dijo Kike García en una entrevista con la agencia EFE.

Decirse las cosas claras, sin malos rollos y con la intención de arreglar las cosas es lo mejor que pueden pasar en un grupo de personas que quizás no atraviesen el momento que desearían.

Osasuna ha vencido en tres de los cinco choques desde entonces. Ante el Cádiz la gente dudó algo de su recuperación futbolística debido a la entidad del rival que tuvieron en frente. En Granada, se vieron ya muchos de los antiguos detalles que enamoraron a su afición antaño y el fin de semana pasado, en Vallecas, llegó el ‘jagobismo’, de nuevo, a su máxima expresión.

Tan solo la derrota el Vigo empañó en cierto modo el nuevo resurgir de los rojillos, ya que el empate cosechado contra el Sevilla hace dos semanas en el último minuto gracias a la parada de Sergio Herrera catapultó más si cabe el buen estado que se vive en la entidad que preside Luis Sabalza.

Diez puntos de quince posibles, siete goles a favor y tan solo dos en contra (ambos ante el Celta) es el bagaje en cuanto a cifras de un bloque de jugadores recuperados de sus momentos más críticos que ya miran a lo más próximo con la confianza necesaria para ampliar su progresión.

“Hubo un antes y un después cuando nos juntamos todos los compañeros para valorar lo que estábamos haciendo, ser más ambiciosos y querer hacer las cosas mejor. Esto es de todos. Tenemos ganar de seguir yendo para arriba”, recalcó Rubén García en Movistar LaLiga tras la victoria ante el Rayo, haciendo mención a la charla que mantuvieron a principio de año.

Este sábado, el Osasuna tendrá delante al Atlético de Madrid, un gigante dormido al que no vence en El Sadar desde febrero de 2014 y al que no deberá ceder ni un metro durante los 90 y pico minutos que dure la cita para dar una alegría a su afición.