Xavi se mira en el espejo de Guardiola y Luis Enrique

Xavi, antes de la rueda de prensa

Xavi, antes de la rueda de prensa / DAVIUD RAMÍREZ

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El cargo de entrenador del Barça está marcado por la exigencia absoluta. Solo vale ganar. Te contratan con el objetivo de conquistar títulos y cualquier cosa que no sea triunfar no se valora. Nadie se puede llamar a engaño. El técnico que asume el cargo ya sabe que su futuro esta ligado a los resultados por encima de su personalidad. En consecuencia, el contrato es generoso y tentador, a la altura del riesgo que asume por sentarse en la silla eléctrica del Camp Nou.

De la misma manera que la cantera del Barça y su fábrica de jugadores de marca registrada “La Masia” han pasado a la historia del futbol mundial, ahora se produce un fenómeno similar con los entrenadores. La experiencia ha demostrado que lo mejor ya no es contratar al técnico de moda o el que tiene mejor palmarés. Esto pudo funcionar hace años con Michels pero no dio los resultados esperados pon Menotti y Lattek.

Apostar por un hombre de la casa, un ex jugador de prestigio, es mas consecuente y eficaz. Conoce el entorno del club, su ADN y la presión mediática a la que está sometido. El caso de Guardiola fue demostrativo y concluyente. Llegó al primer equipo con la única experiencia de haber entrenado al filial y se convirtió en el entrenador mas laureado de todos los tiempos. Luis Enrique siguió la misma línea y fue el último en ganar el triplete aplicando su propia filosofía con una personalidad fuerte y un afán de superación notable.

Xavi es el digno continuador de la saga. Nadie le tiene que enseñar nada del fútbol del Barça, pero sabe mejor que nadie para triunfar hace falta algo mas. Tiene que  ser pedagogo, sicólogo y maestro a la vez. Su responsabilidad es tan grande como su ambición. Después de una etapa de transición, afronta el gran reto con una plantilla con aspiraciones aunque queda mucho trabajo por conjuntar un equipo campeón.

La cuestión sicológica cada vez es mas importante. Los partidos se juegan con las piernas pero se ganar con la cabeza. La actitud, en forma de intensidad y agresividad, es vital. Solo con técnica no se ganan partidos, hace falta correr tanto o más que el rival. El pressing es la nueva arma de los modestos para atar corto a los grandes. Suplen con esfuerzo físico su inferior nivel de juego. Hay que mentalizar a sus jugadores que ganar hoy al Valladolid puede ser tan difícil como un partido de Champions.

Xavi no se tiene que obsesionar con lo que hicieron  Guardiola o Luis Enrique. Se tiene que mirar en su espejo pero no imitarlos. Xaxi es Xavi y el Barça post Messi es otra historia por escribir. El de Terrassa cree en sus propias ideas y las desarrollará hasta las últimas consecuencias. Dará la cara y se partirá el pecho. Que nadie lo dude.