Xavi cumple su primera misión

Xavi, en el Villamarín

Xavi, en el Villamarín / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Hace poco más de medio año, el Barça de Koeman era noveno en la Liga. La agonía del técnico holandés, excesivamente prolongada por los problemas económicos del club, estaba condenando al equipo blaugrana a un fracaso histórico. Laporta, que jamás había cesado a un entrenador, no tuvo más remedio que intervenir. Destituyó al héroe de Wembley en la madrugada del 28 de octubre, en el vuelo de regreso de Madrid tras la derrota ante el Rayo, y empezó a buscarle sustituto. Sonaron varios nombres, pero solo había un candidato plausible.

Xavi tenía que ser el elegido. Reunía todas las condiciones para sentarse en el banquillo del Barça en unas circunstancias tan adversas. El ex jugador conocía el club, el entorno y había sido compañero de algunos de los futbolistas que aún seguían en el vestuario. Pero lo más importante de todo es que tenía absolutamente interiorizado el estilo que debía recuperar el equipo, porque había sido protagonista principal y ejecutor del mismo. Con Xavi había la garantía de que el Barça volvería a ser reconocible. Y la seguridad de que el modelo estaba en las mejores manos.

Ayer se cumplieron seis meses desde la llegada de Xavi (el 6 de noviembre) y el Barça va camino de volver a ser el Barça. Queda muchísimo por recorrer. Y muchísimo trabajo por hacer este verano. Pero las piezas van encajando. Y el equipo ha resucitado, protagonizando una remontada increíble que le ha llevado a la segunda plaza y a lograr la clasificación para la próxima edición de la Champions. En medio año hemos podido comprobar de lo que es capaz Xavi. Y, sobre todo, hemos podido imaginar lo que será capaz de hacer cuando se refuerce la plantilla. El 0-4 del Bernabéu fue, evidentemente, el punto culminante de una resurrección que se ha quedado a medias. Pero que nos invita a soñar.

La victoria de anoche ante el Betis, que certificaba la participación blaugrana en la Copa de Europa, es el objetivo de mínimos que se habían autoimpuesto Laporta y Xavi. Un objetivo modesto, por supuesto. Pero realista. El equipo no da para más. Por eso hay que construir, urgentemente, un Barça que pueda volver a competir por los títulos. Un Barça que, de verdad, sea aspirante a campeón. Un Barça que debe crecer alrededor de la magia de Pedri y Ansu Fati. Y es que el gol que marcó este sábado Ansu debe ser el inicio del futuro.