Una victoria para calmar las urgencias

Xavi celebra el gol de Memphis

Xavi celebra el gol de Memphis / JAVIER FERRÁNDIZ

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça intenta volver a ser el Barça. Intenta recuperar la identidad que nunca tenía que haber perdido y reencontrarse con su estilo futbolístico. Así de sencillo. O así de complicado. Según se mire. El Barça quiere volver a ser el Barça porque tiene un entrenador que cree firmemente en un modelo que es irrenunciable. Xavi Hernández ha aplicado el sentido común y ha regresado a los orígenes. La fidelidad al ADN blaugrana es el único camino para reconstruir el club. En el campo. Y en los despachos. Y el nuevo tridente que ahora forman Laporta, Xavi y Jordi Cruyff debe mantener con firmeza la hoja de ruta trazada que conducirá, sin duda, a la resurrección del Barça.

Este sábado, ante el Espanyol, el nuevo Barça dio el primer paso hacia su transformación. En apenas dos semanas, Xavi ha sido capaz de reilusionar tanto a los aficionados como a los jugadores. Y ha devuelto a los culés el orgullo de pertenencia a un club exclusivo en todo el mundo. El juego que ofreció el equipo blaugrana en el Camp Nou todavía está lejos, muy lejos, de lo que Xavi quiere. Aunque ya se vislumbra un cambio. Sutil, sí. No ha habido tiempo para más. Y las múltiples bajas por lesión lo condicionan todo. Pero se ha marcado el rumbo correcto. Que ya es mucho. Muchísimo. Viniendo de donde venimos...

El nuevo Barça de Xavi logró ayer una victoria balsámica para calmar las urgencias. Un triunfo trabajado y que llegó con varios golpes de fortuna: un penalti más que dudoso y dos remates de RDT al palo. Los blaugranas jugaron un buen fútbol (no excepcional) durante la primera media hora ante un Espanyol ultradefensivo y se fueron apagando con el paso de los minutos y la llegada de los nervios. Sufrieron mucho al final pero acabaron sumando tres puntos imprescindibles para iniciar la remontada. Ganar el derbi era absolutamente imprescindible. Y se consiguió.