Al socio no se le puede engañar

El Barça huele a azufre y no hay tregua que valga para un club al que sueñan ver arruinado y arrodillado

Laporta manda un mensaje a los culés despidiéndose del Camp Nou: Será el mejor estadio del mundo"

Laporta se despide del Spotify Camp Nou / FCB

Rubén Uría

Rubén Uría

A un lado, el Barça. Al otro, las dos cavernas, expertas en el deporte olímpico de pasar facturas. La de Madrid, impulsada por el núcleo duro del ‘nacionalmadridismo’ ilustrado, se ve venir a kilómetros. Su ‘modus operandi’ es un clásico: el Barça huele a azufre y no hay tregua que valga para un club al que sueñan ver arruinado y arrodillado. Para todo lo demás, se usa el comodín del ‘caso Negreira’. La otra caverna, la radicada en Barcelona, impulsada por las fuerzas vivas del ‘barto-rosellismo’, es bastante más sibilina, pero frecuenta los mismos lugares comunes. Las dos cavernas, la de Madrid y la de Barcelona, coinciden en sus motivaciones. Y su corazón palpita, como una patata frita, alentando la perturbadora sombra de un Barça Sociedad Anónima. Están en su derecho de criticar. También de querer moverle la silla a Laporta. Incluso de fustigar a nivel mediático el incurable optimismo del presidente. El único gran problema de los inquisidores habituales es su credibilidad. Porque, cada vez que mencionan la maltrecha situación del Barça, sufren un ataque de amnesia y se les olvida mencionar quiénes son los culpables de que el club esté como está. Enumerar los múltiples berenjenales del club, airear el mantra de la SAD y velar por los supuestos intereses del club está muy bien, pero sería mucho más digno explicarle al socio cómo fue posible y quienes permitieron una masa salarial disparada que estrangulaba e hipotecaba al club hasta las trancas. Que Laporta no es perfecto, se sabe. Que ha vendido activos, está ahí. Que ha tirado de palancas más de lo aconsejable, es público. Que ha cometido errores, es un hecho. Que los seguirá cometiendo, es una certeza. Lo surrealista es pasar de puntillas sobre la herencia que recibió. Lo que es alucinante es cómo es posible que, tras las salidas de Messi, Griezmann, Piqué, Busquets o Jordi Alba, el club siga teniendo graves problemas de ‘fair play’. Lo sonrojante es darle lecciones a esta junta cuando está haciendo un esfuerzo titánico por recortar masa salarial a tutiplén, con el objetivo de recortar casi 200 “kilos” de lastre que les dejaron sus predecesores. Haber votado a Laporta no significa darle carta blanca para todo, ni aplaudirle por inercia, ni ir abrazando las farolas. El socio, votase o no a Laporta, debe mantener intacto el espíritu crítico. Ahora bien, una cosa es esa y otra, muy diferente, es pretender olvidar la autoría y responsabilidad de los que metieron al club en una situación de máximo riesgo, irresponsabilidad y despilfarro. El club ha estado intubado y en fase terminal. Después pasó a la UCI. Y ahora, guste o no, está en planta. Como solía decir Núñez, al socio no se le puede engañar.

OPERACIÓN GÜNDOGAN

Bueno, bonito y barato. Ilkay Gündogan, campeón de Europa con el City de Guardiola, es una prioridad para el Barça. En el club quieren cerrar al alemán cuanto antes, creen tendrán disponible el suficiente espacio salarial y ofrecerán tres temporadas de contrato. La pelota, en el tejado del jugador. Esta será una semana clave para decidir su futuro.

GAVI NO VIVE EN ‘MATRIX’

Toca verano ‘Matrix’. Si el Barça toma la pastilla azul, fin de la historia. Despertará en su cama y creerá lo que quiera creer. Si toma la roja, descubrirá hasta dónde llega la madriguera de conejos. Gavi no se hace películas: “El Barça no vive un buen momento económico, pero tiene cantera y equipo. El Madrid que fiche a quien quiera, da igual".