Ronaldinho, t'estimo

Ronaldinho, sonriente con la camiseta del Barça

Ronaldinho, sonriente con la camiseta del Barça / sport

Bojan Krkic

Bojan Krkic

El otro día, reflexionando sobre todo lo que estamos viviendo actualmente y la dificultad del momento presente, vino a mi cabeza una imagen que me reconfortó muchísimo: la sonrisa de Ronaldinho. Recuerdo perfectamente que, antes de su llegada, el Barça atravesaba una situación delicada. El club se había instalado en la apatía, el Camp Nou presentaba un aspecto desangelado en cada partido y la masa social deambulaba sin ilusión. La oscuridad lo acaparaba todo. Hasta que entró por la puerta un futbolista brasileño, de melena rizada y alegría innata, que apretó el interruptor y lo iluminó todo. Pasamos de la penumbra a un sol radiantedo. La incertidumbre, de golpe, se convirtió en esperanza y la energía positiva de una sola persona nos despertó a todos del letargo. Pasamos de la penumbra a un sol radiante.

Con Ronaldinho empezó todo. Tuve la gran suerte de coincidir con él y puedo decir, sin temor a equivocarme, que es el mejor jugador con el que he jugado nunca. Su magia, su personalidad, su absoluta seguridad, le hacían diferente al resto. Solo con mirarle, te quedabas tranquilo porque sabías que todo iría bien. El Camp Nou volvió a llenarse y hasta mi madre, a la que no le gustaba el fútbol, acudía al estadio solo para verle a él. El Barça recuperó el orgullo y volvió a ganar gracias a un futbolista único e irrepetible, dos adjetivos, aquí sí, que le describen sin matices.

Estos días pienso en el momento en el que, cada mañana, entraba en el vestuario. Unos llegaban más dormidos, a otros les faltaba el café, pero lo suyo era pura magia. Entraba con el pelo mojado, con sus gafas de sol y siempre sonriendo. Siempre. Recuerdo que incluso olía muy bien. Cambiaba el estado de ánimo de cualquiera a mejor. Daban ganas de abrazarle y de empaparse de ese aura de felicidad que él poseía. Puro carisma que enganchaba. Lo iluminaba todo y tenía algo que transformaba el ambiente. Un dia le vi sentado, haciendo cosas espectaculares con el balón. El cuerpo y la pelota iban a mil por hora, pero su cara seguía relajada, tranquila y sonriente. Tenía un dominio de su cuerpo y del balón fascinante. Ronaldinho fue una dosis demasiado corta de felicidad, pero suficiente para sacarnos de la oscuridad. Ahora, algunos oportunistas quizás se hayan olvidado de lo que fue, pero no hay justicia mayor que recordar todas las tardes de gloria que nos dejó. ¡Hasta el Bernabéu le aplaudió!

A Ronaldinho le haría una estatuta en el Camp Nou para recordar cada día que sin sonrisa no hay fútbol. Perdón, que sin sonrisa no hay vida. Para no olvidar que la energía positiva es es capaz de cambiarlo todo. Ronaldinho’, t’estimo!

MI QUINTETO IDEAL DEL BARÇA DE BÁSQUET

El Barça está pidiendo estos días a sus aficionados que elijan su quinteto ideal de la sección de baloncesto. Me parece un ejercicio sano y divertido y, desde Canadá, también me he atrevido a dibujarlo. Como ya he dicho varias veces, me encanta el básquet y todo lo que rodea a este deporte, así que voy con él:Jasikevicius (base), Juan Carlos Navarro (alero), Bodiroga (alero), Mirotic (ala-pívot) y Norris (pívot). Al único que no he visto jugar en directo es a Norris, pero le he podido disfrutar visionando algunos partidos suyos. Además, añado que pondría a Svetislav Pesic como entrenador y a Basile como jugador revulsivo.

'MUFFINS' DE CALABAZA, DÁTIL Y CACAO

Sigo confinado. Así que aprovecho para hacer cosas como cocinar. El otro día probé con una receta del chef valenciano, Roberto Bosquet, a quien conozco personalmente:‘Muffins’ de calabaza, dátil, cacao y chocolate al 85%. Se hacen con harina de coco y azúcar de dátil. Nos los comimos con mi pareja. ¡Cómo disfrutamos!