El Real Madrid blaugrana

Lopetegui, dando instrucciones durante el partido de este sábado

Lopetegui, dando instrucciones durante el partido de este sábado / EFE

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Antes de ponerme a escribirles, bueno, ya saben, mi misiva semanal desde ‘Las cosas de Emilio’, he leído y releído, porque me parece un artículo estupendo, el texto que Mónica Marchante, uno de los escasos seres maravillosos que quedan en mi profesión, mujer de un tacto exquisito, que ve las cosas del fútbol con una mirada muy diferente a todos nosotros, escribió ayer en El Periódico. Se trata, no de una teoría nueva ni desconocida, sino, todo lo contrario, de desmontar una vieja tesis que ha terminado hundiendo en la miseria a todos los gurús del mundo futbolístico, que se cuentan por toneladas (y no tienen ni idea de lo que dicen y escriben) que se han pasado la vida afirmando que el fútbol del Barça (ese que muchos dan ya por desaparecido del Camp Nou) se daría de bruces en el Santiago Bernabéu.

Pues bien, resulta que el Real Madrid de Julen Lopetegui toca, toca, toca y toca hasta la saciedad y, por fin, ya hemos visto el titular (soñado) en la capital: “Pues ahora mismo el Real Madrid juega mucho mejor que el Barça…” (Marca, Hugo Cerezo). Y, de momento, como señala Mónica Marchante “el buen fútbol es universal. Las milongas, también. Durante los años de Guardiola en el Barça se promovieron interesadamente teorías respecto al futbol que gusta y el que no en el Bernabeu. Que si ese juego del Barça no se le toleraría en Concha Espina, que si el Madrid es otra cosa, que si aburría tanto sobeteo al balón... pues ahí están Modric, Isco, Benzema, Asensio y compañía, tocando sin parar y sin que nadie desafine en esta banda”.

Los que vivimos pegaditos al Mediterráneo hace ya mucho tiempo que observamos el encanto, el entusiasmo, con que muchos relatan (poco importa, ya saben, el doblete y el dominio en el fútbol español del Barça) que el conjunto azulgrana cada vez se parece más al Real Madrid (al Real Madrid que se ha llevado tres Champions seguidas, diríase) y que los blancos han empezado a parecerse cada vez más al denostado ‘dream team’. “Estamos jugando mejor”, decía el otro día el admirado Manuel Jabois en la SER, “pero eso no significa que vayamos a ser mejores”. ‘Estamos’, claro, es el Real Madrid. Y que vayamos a ser mejores debe significar, digo, que “ganemos la Liga”.

Lo cierto es que no se puede tener todo en esta vida y aunque el Barça no ha perdido aún un partido y es líder en España y en Europa (goleando al PSV, con triple de Leo Messi), los focos se han trasladado al Bernabéu tal vez porque era allí donde se temía el incendio de los 50 goles de Cristiano Ronaldo y donde muchos creían (ingenuos conociendo la historia del Real Madrid) que se produciría el socavón ya en el mes de septiembre cuando, visto el calendario y, sobre todo, la plantilla blanca, nada de todo eso era previsible. Si en algo coincidía todo el mundo es que el Real Madrid no jugaba ni bien ni mal, jugaba para CR7, que, ya sin la protección de la camiseta blanca, es expulsado sin merecerlo. No es lo mismo la ‘Vecchia signora’ que el Real Madrid, no.

Como no es lo mismo la Premier League que la Champions. Lo sabe bien Pep Guardiola, que ha empezado la nueva Champions como acabó la anterior: perdiendo. Claro que como dice el campeonísimo (y gran amigo; y madridista) Carlos Sainz “la cosa no es cómo empieza sino cómo acaba”.

Guardiola cerró su temporada triunfal de Premier perdiendo los tres últimos partidos de Champions (1-2 ante el Basilea y 3-0 y 1-2 ante el Liverpool) y acaba de romper un récord en el City, enlazando la cuarta derrota (1-2 frente al Lyon) en este nuevo reto europeo, tras invertir 602 millones de euros en su plantilla desde que llegó al City de la mano de Ferran Soriano y Txiki Begiristain. Claro que el rico dueño, Al Mubarak, lleva gastados 1.660 millones de euros desde que compró el club en el 2008. Antes de irme a dormir, volveré a leer el artículo de Mónica Marchante y apagaré la luz de la mesita de noche viendo, de nuevo, ese pequeño video, corte o frase de Thierry Henry, que no sé de cuándo es ni de dónde ha sido rescatado, donde dice: “No me importa de dónde seas, no me importa de dónde vengas, si amas el fútbol y no amas al Barça, tienes un problema”. Enorme.