Raphinha y el VAR salvan los muebles

Raphinha marcó el primer gol del partido

Raphinha marcó el primer gol del partido / Javi Ferrándiz

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Partido marcado por la enorme intensidad y la falta de control en el centro del campo. Nada nuevo tratándose del Athletic en San Mamés, pero ante las previsibles disputas y acciones trabadas derivadas de un ritmo tan alto, Xavi decidió insistir en el 4-3-3. En consecuencia, con Raphinha y Ferran en bandas, el equipo rehuyó la superioridad en el centro del campo y aceptó jugar sin posesiones largas.

No fue hasta el minuto 35 que el Barça empezó a sentirse cómodo sobre el terreno de juego. Entre otros motivos porque abrió el marcador gracias a otra asistencia de Busquets y el acierto rematador de un Raphinha en racha.

Mucho premio para un primer tiempo equilibrado en el que, además del gol, ambos equipos solo generaron una acción de peligro: un cabezazo de Raúl García al travesaño y una llegada de Lewandowski.

Final agónico

Lo vivido en la segunda parte empieza a ser un mal hábito para el Barça. El equipo careció del orden y la pegada necesaria para ampliar diferencias y no tuvo más remedio que replegarse alrededor de su portería y capear el temporal como pudo.

Ter Stegen sufrió lo indecible bajo palos. Y no solo por el gol anulado a Iñaki Williams, un remate al poste tras desviar Christensen o incluso una acción estrambótica con tres claros remates a gol del Athletic que fueron rechazados/errados para mayor fortuna culé. Descontrol importante en el conjunto de Xavi que se aferró a una de las grandes virtudes exhibidas en lo que va de temporada: portería a cero y otro triunfo por la mínima (0-1).

Con mayor o menor sufrimiento, lo importante es que el Barça sumó tres puntos más en la clasificación a las puertas del clásico del próximo fin de semana que brindará la primera gran oportunidad para sentenciar la Liga. Gran dinámica de resultados, pero mucho juego por recuperar.