Dos partidos y tres puntos

Ferran tuvo la primera clara del Barça

Ferran tuvo la primera clara del Barça / DAZN

Rubén Uría

Rubén Uría

Un domingo, dos partidos. En la matinal, el primero. A la hora del almuerzo, la junta directiva del Madrid anunció que se personará en el ‘caso Negreira’. Balón suelto. Al cruce, Joan Laporta en las redes. Para sostener la inocencia del Barça y denunciar que el club es víctima de una campaña (“ya están todos, ninguna sorpresa”). Habrá feria. Justo la que demandaba un amplio sector de aficionados que se preguntan cómo podía considerarse una buena idea tener como aliado al que siempre será su peor enemigo.

Minutos antes, Simeone, que no da puntada sin hilo y que sabe por dónde van los tiros, dejó una frase que invita a la reflexión: “Cuando se abre una puerta... después se abre una ventana". El que quiera entender, que entienda. El Cholo estuvo más fino que el coral.

El segundo partido se jugó en San Mamés. El Barça, que jugó con fuego y estuvo a punto de quemarse, salió ileso del incendio. Gavi se jugó el tipo, Balde se dejó el alma y De Jong se puso el traje de luces. Ante un bravo Athletic, en mitad de un clima caldeado y gritos de ‘A Segunda’, Rapinha se personó en la causa. Armó su pierna mala y la mandó a guardar.

De todo lo demás se ocupó Ter Stegen. Dejó paradas de póster y un par de intervenciones milagrosas. El Athletic, que se estrelló una y otra vez contra el alemán y contra los posters, se condenó a perder un partido que pudo ganar. Con el equipo de Valverde apelando a la carga de la brigada ligera y en los últimos instantes, Williams logró lo que parecía imposible. Batir a MATS. Gil Manzano, tras consulta con el VAR, anuló el tanto por mano previa de Muniain. Bien anulado. Suficiente carnaza para que los telepredicadores conecten las decisiones del VAR con el ‘caso Negreira’.

La verdad, que hace menos ruido que la mentira, es que lo de Negreira está en los juzgados y que lo de anoche estuvo más claro que el caldo de un asilo. El VAR intervino para hacer justo lo que se le pide. De no haber habido VAR en San Mamés, se habría anulado un gol legal del Barça y se habría concedido un tanto ilegal del Athletic. “Escándalo”, gritará la caverna. “Mano”, dirá la culerada. “Hombro”, protestará el Athletic. La verdad es que el Barça, que no mereció ganar, ganó. Y que, abonado al 1-0 (novena vez), suma y sigue.

Si el socio azulgrana piensa en el juego del equipo, tiene motivos para estar preocupado. Si piensa en el contexto, habiendo ganado sin tres de sus cuatro mejores jugadores (Pedri, Dembélé y Araujo), debe estar satisfecho. Y si se permite el lujo de mirar la clasificación, tiene razones para sonreír. A trancas y barrancas, al Barça se le está poniendo cara de campeón. Tiene media Liga en el bolsillo. La otra media se la jugará ante el Madrid.