Solo nos queda Lamine

Lamine Yamal celebra su gol ante el Granada

Lamine Yamal celebra su gol ante el Granada / Javi Ferrándiz

Enric Jové

Enric Jové

Montjuïc pasará a la historia como lo que es, un lugar lejano, frío e inóspito para jugar al fútbol. Este Barça, difícil de calificar, por descontrolado y ciclotímico incrementará el mal presagio que tenían los cules de desplazarse a la montaña mágica, que acabará siendo trágica. La temporada empezó como un thriller pero empieza a apuntar a pelicula de terror.

Xavi se inventó una dimisión a futuro hace unas semanas que Laporta, supongo que desencajado y en fuera de juego en plena noche y en el propio estadio, tras el enésimo ridículo del curso, ni pudo parar, ni supo entender que podría convertirse en la bomba lapa que anda camino de explotarle en el mismisimo asiento del palco del estadio olímpico.

Rápidos como pocos, los jugadores asumieron el gobierno del desgobierno, autogestión a traves de una comidita en casa de Lewandowski, para demostrar que pese al respeto que le profesan al técnico, con este autodimitido de la gestión, ellos lo remontarían desde la sobremesa. Pues de esas aguas, estos lodos, dos semanas y nada de nada.

La defensa del Barça hace aguas, da igual si juega el valladar de Araujo, que cada vez apunta más a Munich, que si lo hace Íñigo o si vemos despuntar al imberbe Cubarsi, que apunta muy buenas maneras. Cuando todo el mundo empezaba a culpar a Iñaki Peña del agujero en la portería, llega el gran Ter Stegen y hace lo mismo, recoger balones de la red a capazos. El descosido de los laterales es tremebundo.

El desgobierno del Club, recuerden el modelo de gestión de empresa familiar autopropuesto por el Presidente, sin Director General desde hace un par de años, se traslada de la sala de juntas al campo. Laporta tiene una junta de palmeros, salvo la honrosa excepción a modo de vicepresidente económico, que le acompañan a los ágapes en días de partido o en cualquier otra excursión inventada, pero que no le van a discutir nada al rey sol. Añádanle a la corte, los satélites del presidente a modo de asesores áuricos con currículum o cuñadísmos ilustres.

Sólo el mismísimo Laporta intuyó que Deco podía ser buen sustituto de Mateu Alemany. La gran mayoría tiene dudas bastante fundamentadas de que el agente de Rapinha sea el perfil de director deportivo idóneo para la entidad, por mucha gira de entrevistas que se lance a ofrecer a los medios en plena temporada, tras la autodimisión del entrenador. Ni infunde confianza, ni genera ilusión, ni suena creible. Cada uno es lo que es y transmite lo que transmite.

Reverter vió que las condiciones no le permitirian ser Soriano. Deco nunca será Txiki Begiristain. Xavi nunca alcanzará a ser Guardiola. Solo nos queda Lamin Yamale, que no nos la lie el amiguete Mendes.

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