El problema no es vender; es gastar

Si aceptamos que la economía del FC Barcelona no va bien, que la austeridad tiene que imponerse por encima de todo en la planificación de la temporada, no se entiende el fichaje de Vitor Roque, por quien se han gastado un mínimo de 30 millones de euros. Un dispendio sin sentido cuando las prioridades del entrenador eran otras. Tanto pasa Xavi de Vitor Roque que el delantero brasileño ni ha calentado en los dos partidos claves de esta semana.

Es un fichaje que pone en duda la labor de la secretaría técnica y del presidente como guías para fichar. Hay que añadir en este listado de fracasos a otros dos jugadores cuyo rendimiento no ha estado a la altura que merece el club. Los tres últimos fichajes del Barça son un lastre porque al de Vitor Roque hay que añadir a Joao Felix y Joao Cancelo. En estas condiciones, es normal dudar en el tino de quien ficha.

Después de lo que ha vivido, tres títulos de los últimos 15 disputados desde que Laporta es presidente, la afición del Barça está dispuesta a todo. Aceptaría vender a algunos de sus jugadores considerados pesos pesados. Y cuando se dice esto se habla de De Jong, Araujo o Kounde. El problema es que sus salarios son tan altos que solo es posible la salida del central uruguayo, el que cobra menos de todos ellos. De Jong y Kounde no quieren salir porque, entre otras cosas, nadie les ofrece lo mismo que aquí. 

Imaginemos que el Barça puede sacar 80 millones por Araujo o incluso otros 80 por De Jong y, vamos más allá, unos 50 por Kounde. Imaginemos también que estamos en la regla del 1:1, que el club pueda gastar en fichajes lo mismo que ingresa. Este sería el mejor de los casos a nivel contable.

El problema, la duda, la desconfianza, el temor del aficionado llega en cómo gastar este dinero. Si sacar a Araujo implica quedarse con el fichaje de Joao Felix o Joao Cancelo... ya vamos mal. Si sacar a Kounde implica gastar por Greenwood... Si hay que vender a De Jong para poder fichar Guimaraes... Es cuestión de confianza y en estos momentos el Barça tiene todos los ojos encima.