Cuando los niños humillan a los cracks

Abde, durante el partido ante Osasuna

Abde, durante el partido ante Osasuna / Valentí Enrich

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Otra decepción, otra remontada de un rival humilde pero mejor trabajado tácticamente. Otro batacazo, sí, porque batacazo es que el Barça se deje igualar dos ventajas en el marcador frente a un adversario cuyo presupuesto es la mitad de la mitad de la mitad del suyo. Otro partido que desnuda las miserias del equipo azulgrana, especialmente las miserias de sus jugadores más caros, de las supuestas figuras, vamos. En este sentido, los niños humillaron a muchos de los supuestos, repito, supuestos, cracks. Abde fue el mejor.

En la primera parte, el equipo buscó el área rival por su lado, olvidándose prácticamente de Dembélé, que era un islote en la banda derecha. El joven marroquí, que el viernes cumplirá veinte años, fue el único que amenazaba a la defensa navarra; cada balón que cogía tenía aroma de peligro. Pero Abde estaba solo arriba, donde Luuk de Jong no hacía más que confirmar que ni entiende ni entenderá jamás el juego del Barça

UN DRAMA

Abde, que además marcó el segundo gol, es cierto que tras un centro de Dembélé, no fue el único niño que destacó. Nico firmó el primer tanto y Gavi hizo un partido muy completo. Fueron los únicos, pues las estrellas brillaron por su ausencia. Frenkie de Jong sigue diluido en la apatía general, Piqué sufre lo indecible ante cualquier delantero y Busquets está más solo que la una cuando se trata de contener el empuje de los rivales. Es tanta la desesperación, que ayer incluso jugó Umtiti en detrimento de Lenglet y Eric mientras Coutinho salía otra vez para nada en los últimos minutos.

La diferencia entre los jóvenes y los veteranos/consolidados/mejor pagados es tanta, que el propio Xavi reconoció que no se trata de algo estrictamente positivo. Lo es por la buena progresión que apuntan los chavales, pero es negativo porque el Barça ahora mismo depende de niños de diecisiete, dieciocho o diecinueve años y así será muy difícil cumplir objetivos, aunque ya sean tan mínimos como quedar cuartos en la Liga. Yo diría que los niños desnudan el drama de la realidad del equipo... Es lo que hay, que es lo que dicen los que no saben qué decir.