PALABRA DE DIRECTOR

El monstruo del Lago Ness existe y se llama Leo Messi

Leo Messi, al acabar el partido

Leo Messi, al acabar el partido / sport

Ernest Folch

El Barça estuvo a la altura de Celtic Park y trató el partido con la trascendencia que se merecía. En un campo con tanta leyenda más vale dejarse de tonterías: el equipo se puso serio, y se terminaron las dudas que había generado el doloroso empate ante el Málaga.

Pero no hay que engañarse, las diferencias entre el partido del sábado y el de Celtic Park se resumen en una sola palabra: Messi. Con él en el campo, el equipo se sientió otra vez arropado y seguro de si mismo, y volvió a comprobar que es capaz de fabricar ocasiones o goles que solo existen para él. Y así fue: Neymar sacó un pase extraordinario, propio de Leo, y Messi lo puso al fondo de la red por el único hueco posible que ni el mismo portero del Celtic sabía que existía.

Fue una décima de segundo de lucidez del astro del Barça, que bastó para poner el partido fuera del alcance de los locales. El problema es que con Messi en el campo las cosas suelen parecer tan sencillas que es fácil caer en la relajación, lo que explica que en los 10 primeros minutos de la segunda parte el Barça se durmiera y propiciara imperdonables ocasiones de los locales.

Pero enseguida volvió a aparecer el de siempre y se terminó el espejismo. Messi demostró que es capaz de dedicarse a varias tareas en un solo encuentro: marcó, asistió, dribló, se desdobló en todas las posiciones imaginables, y hasta tuvo tiempo de ocuparse en el tramo final de su amigo Luis Suárez, a quien buscó repetidamente para que marcara (sin éxito).  

Leo se come los partidos a bocados, y se los queda para él solo. De las migas que quedaron en Glasgow, fue notable la recuperación de Busquets, la gran contribución ofensiva de Sergi Roberto y el notable momento de forma de Mascherano, que ha optimizado su rendimiento cuando ha sentido el aliento de Umtiti en el cogote.  Pero todo esto son detalles accesorios para explicar lo que en realidad sucedió en Celtic Park, un campo que descubrió como el monstruo del Lago Ness no es ninguna leyenda sino que está vivo y lleva el ‘10’ con la camiseta azulgrana.

Dicen los tópicos que Messi es el líder del Barça. Pero en realidad es algo mucho más importante: es el estabilizador de todo el club. Tras las dudas del sábado, una pequeña dosis de Leo y la vida vuelve a ser maravillosa.