Misión imposible: buscar otro Busquets

Busquets, celebrando el título conseguido por el Barça

Busquets, celebrando el título conseguido por el Barça / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Durante quince temporadas, Busquets ha sido el eje sobre el que ha girado el Barça. Si Messi era la estrella, Busquets era el equilibrio. Desde que Guardiola sorprendió a propios y extraños impulsándole de la Segunda B a la titularidad del primer equipo con tan solo 20 años, Busquets ha sido un jugador absolutamente imprescindible para todos los entrenadores. De Pep a Xavi, pasando por Tito Vilanova, Tata Martino, Luis Enrique, Valverde, Quique Setién o Koeman. Un total de 701 partidos contemplan su extraordinaria carrera en el Camp Nou, donde ha conquistado 33 títulos. El último de ellos, la Supercopa de España, el pasado domingo. En la final ante el Madrid, Busquets volvió a demostrar que, a pesar de su veteranía, todavía es un futbolista indispensable en el esquema del entrenador. Bien arropado por De Jong, el medio centro canterano protagonizó una nueva exhibición de control que reabrió el debate sobre la idoneidad (o no) de renovarle el contrato una temporada más.

Xavi es totalmente partidario de la continuidad de Busquets. Sobre todo porque el Barça no ha encontrado (ni encontrará) un sustituto en el mercado. El técnico cree que Zubimendi, de la Real Sociedad, sería la mejor alternativa, pero su precio es prohibitivo: tiene una cláusula de rescisión de 60 millones de euros. Sin embargo, Busquets no está por la labor de seguir un año más en el Camp Nou. Se ha sentido señalado por la directiva por su alto salario (el propio Laporta llegó a criticarlo, como a los otros capitanes, en una asamblea) e injustamente tratado por el entorno. Hace unas semanas ya anunció que abandonaba la selección española y el próximo paso (si Xavi no lo remedia) será dejar el Camp Nou con destino a Estados Unidos o Arabia Saudí.

Ante la falta de un relevo de garantías (la solución interna pasa por acabar de reconvertir a De Jong), la posibilidad de que Busquets renovara su contrato (en unas condiciones económicas muy diferentes a las actuales) no se antoja descabellado. Podría convertirse en el ‘cicerone’ perfecto que modelara al futbolista que debería asumir la alternativa. Contar con la experiencia de Busquets en la transición en una posición tan vital para el juego del Barça daría mucha tranquilidad a Xavi, que mantiene su confianza ciega en su excompañero y amigo. Veremos si el técnico es capaz de convencerle en los próximos meses... Si no, habrá que buscar un nuevo eje sobre el que empiece a girar el Barça del futuro.