Messi vs Cristiano, un debate sin color

Cristiano Messi

Cristiano Messi / SPORT

David Bernabeu

David Bernabeu

En el ocaso de su carrera, Leo Messi acude a su quinto mundial bajo el manto de su incomparable talento. A sus 35 años, no aparece un atisbo de duda ni sobre su estado de forma, su influencia en el juego o su ascendencia en una albiceleste que, agarrada a su estrella, presenta una racha de 38 partidos sin perder y defenderá candidatura a su tercer entorchado. Gane o no gane, no habrá en Qatar duelo con Cristiano Ronaldo.

No lo habrá al menos para dirimir quién de los dos es el mejor. Esa pregunta ya hace tiempo que quedó resuelta. Casi desde el principio. En el plano individual - el contexto colectivo arroja grandes ciclos para ambos -, asistimos durante más de una década a un debate ficticio, que consumió ingentes cantidades de portadas y espacios mediáticos, donde en muchos casos los intentos por empequeñecer la insultante superioridad del rosarino fueron casi sonrojantes.

A Cristiano debo reconocerle un mérito: siendo peor que su rival se reinventó como rematador y fabricó estadísticas para mirarle a la cara. Se le cayeron los goles, a veces más que a Leo, y le restó balones de oro, uno de ellos - el de la repesca ante Suecia - quizá el más escandaloso de la historia. En el fragor de los números y los resultados, el error estuvo en comparar a un gran goleador con un artista del fútbol, un jugador total e irrepetible, igual de capaz o más ante el gol pero con una gama de recursos inaccesible para nadie en su tiempo. Tampoco para Cristiano.

En su declive - 3 goles con el United esta temporada - se resume la mentira de la comparación. Cuando la velocidad y la chispa le han abandonado, CR7 ha caído. A Messi - 12 goles y 10 asistencias en el PSG -, más allá de que los años le hayan restado autosuficiencia para decantar partidos, le sigue bastando su magia para marcar diferencias. La rajada en "The Sun" contra todo lo que se mueve en Old Trafford sólo tiene un trasfondo: Cristiano no es importante. No juega. Y no juega porque ya no rinde. Hace un año, escuché que el "adiós" del portugués estaba siendo más aseado que el de Leo. Ya no. El talento siempre se impone. Siempre.