Messi: ¿desquite como en 2015?

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Javier Rodríguez Marzo

Javier Rodríguez Marzo

La última vez que vimos a Messi disputar un partido oficial, abandonó el campo cabizbajo. Argentina había caído ante Francia en los octavos de final del Mundial de Rusia agigantando la pesada losa que Leo carga a sus espaldas con su selección. En el 2014, en Brasil, también acabó con la moral por los suelos. Y aquella vez aún resultó mucho más duro. Leo acarició la Copa y Gotze se la quitó en la prórroga de un partido que pudo decidir. Pero la suerte le fue esquiva en un remate que salió desviado por centímetros...

Entonces, como ahora, muchos pensaron que el declive del mejor jugador de la historia estaba comenzando, pero nada más lejos de la realidad. Messi se reinventó. Cambió su dieta y un año después condujo al Barça de Luis Enrique a un triplete electrizante.

Ojalá la historia se repita. Es difícil, pero no imposible. Y hoy comenzaremos a vislumbrar cuánto. Será el primer partido en que veamos a Leo sobre el césped tras el Mundial y podremos calibrar si ha conseguido, de nuevo, superar sus propios demonios. La cita puede ser histórica. Si el Barça gana, alzará, por primera vez como capitán, su título número 33. Nadie antes ha conseguido tal gesta con la camiseta blaugrana. El ‘nipón’ Iniesta se quedó en 32 y Leo puede superarle ante su rival predilecto, un Sevilla al que le ha endosado 31 goles en 33 partidos.

Todas la miradas estarán pendientes del argentino, que ni ha jugado ni ha hablado públicamente desde que dejara Rusia. Pero las imágenes de sus primeros entrenamientos no dejan duda. Vuelve a sonreír junto a Suárez y su cuerpo parece en perfecto estado para, un año más, volver a ser el mejor. Porque independientemente de los resultados no hay duda que el fútbol del ‘diez’ blaugrana es de una categoría superior a la del resto de los humanos.