Opinión

La mariposa de la Premier League

English Premier League - West Ham vs Arsenal

English Premier League - West Ham vs Arsenal

La Superliga ya existe y se llama Premier League. Esta frase últimamente se repite mucho entre quienes ven la propuesta de FC Barcelona y Real Madrid como solución a todos los males. La dijo Galliani, la refrendó A22 y es el comodín de quienes se quedan sin argumentos adicionales para defender su tesis. Y aun así, lo cierto es que esa afirmación es totalmente cierta. La competición británica es la competición más lucrativa de Europa y es absurdo que nadie pretenda discutirle la hegemonía o pensar que un cambio en las competiciones continentales solucionará nada. Sus 6.453 millones de facturación en 2022 sólo dependieron en un 7,7% de lo que les llega de Uefa y nada puede cambiar que por sus retransmisiones generaron 3.029 millones, más que LaLiga, Bundesliga y Ligue-1 juntas, según el último informe de Uefa.

El regulador constata un secreto a voces, y es que el principal elemento que distorsiona la competitividad en Europa son los derechos audiovisuales. Es el pilar que sustenta una competición en la que la mediana de ingresos se sitúa en 213 millones de euros, por los 117 millones de Alemania, los 79 millones de España, los 65 millones de Italia o los 51 millones de Francia. Y ahí figuran ventajas competitivas que no son suprimibles, como uno de los mayores mercados de televisión de pago, desregulación total en la publicidad de las casas de apuestas y unas de las bases de aficionados más fiel y con mayor poder adquisitivo.

Aquí no hay nada que hacer. Y lo más preocupante hoy puede ser el efecto mariposa que tendrá en el resto del continente lo que está sucediendo en las islas británicas. La competición absorbe el 25% de todo el gasto en salarios deportivos de Europa y un 30% del coste en traspasos. Ahora bien, en la última década también es la que más ha ayudado a engordar las pérdidas del sistema, un problema que tanto Uefa como Premier quieren cortar de raíz. Y eso tendrá consecuencias, beneficiosas para los clubes ingleses si por fin encauzan su sostenibilidad económica, pero complicadas para italianos y franceses, sobre todo, por los desequilibrios que aún evidencian.

En el fútbol, el aleteo de la mariposa sería el miedo de la Premier al regulador impuesto por el Gobierno, que ya ha forzado a aprobar una prohibición en diferido de las casas de apuestas en equipaciones, duras sanciones a Everton y Nottingham Forest por incumplir el fair play financiero -el Manchester City sigue a la espera-, y una voluntad de alinear aún más esas normas con las que promulga Uefa. Y las consecuencias de ese movimiento de fondo van a ser muy distintas en función de lo que ha pasado durante la pandemia.

LaLiga cortó el grifo rápidamente y ha ido abriendo la mano a medida que se recuperaba el negocio, forzando a los clubes a corregir más rápidamente los desequilibrios de un modelo en el que siempre se confiaba en que las plusvalías por traspasos no solo no bajarían, sino que siempre irían a más. Nada de eso pasó en Ligue-1 y Serie A, que en los próximos tres años podrían descolgarse aún más, víctimas de su permisividad con el gasto y lo poco que eso se ha traducido en elevar la calidad de su producto. El verano dictará sentencia.

El ejemplo de la ACB con la Copa

Este fin de semana los aficionados al baloncesto están de enhorabuena. De día, la Copa del Rey de ACB; de noche, el All Star de la NBA. Un fin de semana en el que la canasta toma el protagonismo y que sirve para recordar la importancia de no aferrarse a un modelo y sí ir evolucionándolo para adaptarlo a cada momento. El torneo español es un claro ejemplo, habiendo pasado de tener un foco puramente deportivo a ser toda una fiesta de las aficiones y territorio propicio para que los patrocinadores se sientan verdaderos protagonistas con sus activaciones a pie de calle. No es de extrañar, pues, que la ACB haya conseguido crear una subasta anual entre ciudades por adjudicarse la sede, lo que se ha traducido en una revalorización del canon en menos de una década. Andalucía y Málaga, sin ir más lejos, han pagado 1,7 millones de euros para que allí se decida el nuevo campeón.

Tal es el éxito del concepto, que no podemos negarle que la NBA lo ha imitado para crear su propio torneo en medio de la temporada, ante la necesidad de aumentar la tensión competitiva en el primer tramo de la temporada. Una edición ha bastado para que Emirates compre el nombre del In-Season Tournament y se convierta en uno de sus principales patrocinadores. Mientras, el All Star seguirá buscando su razón de ser deportiva, porque a nivel de show no hay cuestión que volverá a ser un éxito.

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