Opinión

Un mal contrato para un mal final

La renovación de Dembélé invitaba a una salida del francés este verano

La fecha de su posible marcha es un problemón deportivo tremendo

El PSG va por Dembélé

El PSG va por Dembélé / SPORT

Lo que empieza mal suele acabar mal. Y con Ousmane Dembélé ya se produjo el verano pasado una extraña negociación que acabó con una renovación corta no exenta de peligros. El jugador tuvo que renunciar a dinero para quedarse, pero el Barça renunció prácticamente a un activo incluyendo una cláusula de rescisión de 50 millones de euros, 25 de los cuales eran para el futbolista. Vaya, una invitación a salir a las primeras de cambio tal y como está el mercado hoy en día. El Barça confiaba en poder retenerle e, incluso, en renovarle pero la irrupción del PSG, siempre el PSG, puede hacerlo saltar todo por los aires a 15 días de comenzar la competición oficial.  

Desde que Deco llegó al club ya advirtió la situación anómala de Dembélé. El brasileño ha sido futbolista de primerísimo nivel, conoce el mundo del fútbol y sus protagonistas y tenía muy claro que el Barça estaba en una situación absolutamente precaria con el francés. Por mucho que jurasen que no se iría, siempre existía la posibilidad de una fuga y eso es lo que puede producirse ahora. El Barça priorizó su continuidad, pero sin llegar a un entente económico el riesgo era total y ni un razonable acuerdo de traspaso paliaría ahora una baja que podría ser muy difícil de cubir.

El lío con Dembélé es monumental y las versiones de las dos partes difieren notablemente. Lo único cierto es que el PSG ha ido con todo y cuando van con todo es prácticamente imposible que no lo puedan conseguir. El Barça puede ir a la guerra, pero si el futbolista desea salir lo mejor es sacar lo máximo posible porque la vida continúa e intentar buscar el mejor recambio en unas fechas y con unos precios que van a ser muy complicados.

Dembélé le costó un pastizal al Barça y puede salir por demasiado poco cuando su rendimiento comenzaba a enderezarse. Quizás los caminos debían haberse separado antes para evitar finales tan tristes y abruptos que ponen de manifiesto que su renovación no acabó de hacerse bien. A veces lo barato acaba costando muy caro y congelarle la ficha puede ser finalmente un mal negocio. Que la ilusión por el 3-0 del clásico no quede empañada por una situación que nunca debió suceder.