El Maccabi desarboló a un Barça desconocido

Cory Higgins lanza a canasta durante el partido ante el Maccabi

Cory Higgins lanza a canasta durante el partido ante el Maccabi / AFP

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

CON LOS PIES EN EL SUELO

Veinte primeros minutos de pesadilla. Para el Barça, evidentemente. Se presagiaba que, después de la agónica victoria ante el Fenerbahce, los blaugranas podían tener la tentación de jugar ante el Maccabi algo relajados. Así fue, y así les fue. La puesta en escena del equipo israelí fue espectacular. Una mezcla de energía, dureza, concentración, ambición y comunión con sus seguidores, que convirtió el duelo en un monólogo local al que el Barça se limitó a ser un sujeto pasivo. La defensa del Maccabi en los dos primeros cuartos fue infranqueable. Agresivos, metiendo manos, muy físicos, ahogando a sus rivales hasta sacarlos fuera de la pista. En ataque, el resumen es bastante parecido. Con cinco jugadores abiertos, los hombres del Maccabi se dedicaron a maravillar a su público con constantes 1x1 o 2x2 que acababan con balones bombeados y mates de jugadores como Reynolds, o con canastas cercanas a cargo de Zizic. Con Sanli desaparecido y Davies colapsado, el dominio israelí de la pintura en rebotes y puntos, fue total y sacó los colores a más de uno. Una de las virtudes de los anfitriones durante todo el encuentro fue su equilibrio entre el juego exterior e interior. A la ya comentada superioridad bajos aros, cabe destacar la magistral demostración exterior de jugadores como Nunnally o Wilbekin. Una cura de humildad para el Barça. Siempre va bien.

POCA CAPACIDAD DE REACCIÓN

Tras el descanso, el Barça buscó un lavado de cara imprescindible. Fue en el tercer cuarto donde vimos la mejor versión de los blaugranas. Mucho más duros detrás y con más ideas en ataque. Una pequeña reacción liderada por un Mirotic que hasta entonces había estado mal en ataque y en defensa. Algo parecido podemos decir de unos renacidos Calathes o Higgins, que maquillaron en parte el marcador. También en defensa, los de Saras, abriendo brazos como si estuvieran en zona, cerraron el camino a sus rivales y dieron la sensación de que la remontada era factible. Pero de nuevo un hiper motivado Nunnally, sacó siempre de quicio a Kuric, se erigió como el referente para sus compañeros y cortó en seco la progresión de los blaugranas. Faltó continuidad y esfuerzo en el último cuarto. Dos jugadores del Barça superaron los dobles dígitos, Higgins y Mirotic, mientras que en el Maccabi fueron cinco. Un juego más colectivo, dieron más asistencias, pero, sobre todo, un equipo israelí con mayor motivación y ganas de ganar el partido. Fueron muy superiores.

NUNNALLY FUE EL LÍDER DEL MACCABI

Hubo muchos jugadores del Maccabi que destacaron. Por ejemplo, Reynols por dentro o Wilbekin en el perímetro. Pero fue Nunnally con sus triples decisivos, su esfuerzo y por cómo conectó con sus seguidores, quien destacó por encima del resto.

EN PISTA DEL MACCABI NO CABE LA RELAJACIÓN

Puede que haya rivales que te permitan algo de especulación. Pero es evidente que la pista del Maccabi no es una de ellas. El Barça calculó muy mal cuando y dónde podía sestear. Ahora ya empieza a saberlo. Un tropiezo que les servirá de experiencia.