versión olímpica

La lección de la sonrisa de Beitia

Ruth Beitia celebró por todo lo alto su título olímpico en salto de altura

Ruth Beitia celebró por todo lo alto su título olímpico en salto de altura / sport

Maite Antón

En muchas ocasiones nos olvidamos de sonreír y de disfrutar más de nuestro trabajo. Una de las imágenes que se me quedó grabada en esta jornada triunfal para el deporte español fue la sonrisa de Ruth Beitia durante su final. Sabía que estaba viviendo un sueño y lo disfrutó de principio a fin, desde el primer al último salto. Era la culminación a un largo camino de 26 años, repleto de esfuerzo, sacrificio, éxitos, momentos difíciles y segundas oportunidades. Beitia llegaba a Río preparada y en un buen momento, solo tenía que salir y disfrutar de ese momentazo único como es una final olímpica. Tranformó la presión en una colección de sonrisas, de energía positiva, de confianza. Y logró el oro. Fue una bonita lección. Como la de Pau Gasol. Su alegría se desató tras una victoria agónica que dio a la selección española un bronce merecido, que supone un nuevo broche perfecto a una generación que nos ha hecho felices con su baloncesto. Pau ha sido el alma de este equipo, el líder perfecto, una bestia competitiva en la pista, un ejemplo fuera de ella. Ojalá existiera la pócima de la eterna juventud para Gasol. Río tuvo un final de guión perfecto para España, que cerró su participación en los Juegos con 17 medallas. Al final un buen balance pese a las decepciones iniciales.