A Koeman lo que es de Koeman

Koeman, durante un lance del partido en El Sadar

Koeman, durante un lance del partido en El Sadar / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Cómo cambian las cosas en dos semanas. De tocar fondo contra el Cádiz, a clasificarse para la final de Copa y reengancharse a la Liga, con el consiguiente chute de moral de cara al más difícil todavía que espera el miércoles en París. Una metamorfosis absoluta a la que no es ajena el entrenador. A Koeman se le ha criticado por tierra, mar y aire y, por lo tanto, es justo que se le reconozca su trabajo al mismo nivel. Cogió a un equipo destrozado y todos queríamos que la reconstrucción fuese inmediata, pero una vez más hay que admitir que todo trabajo necesita un tiempo. Koeman tuvo toda la mala suerte del mundo: Messi que quería irse, ni un euro para fichajes, lesionados a punta pala, resultados malos, algunos muy malos... pero no ha perdido el rumbo. Ha cambiado de sistema y ha confiado en la cantera, su mejor decisión. Y, lo más importante, se ha ganado la credibilidad de los jugadores yendo con la verdad por delante y demostrándoles que tenía soluciones. 

CUESTIÓN DE TIEMPO. En este apartado es básico haber motivado a Messi. No era fácil después del verano que pasó el crack, pero Ronald sacó a relucir unas cualidades de psicólogo que acaso él mismo desconocía. Y así, con el paso del tiempo, ha encontrado soluciones tácticas que se adaptan a lo que tiene y potencian a Messi. Y ha sido valiente con los jóvenes, ha recuperado a algunos veteranos como Busquets, Piqué y Alba, al que ha convertido en goleador, ha rescatado a Dembélé y ha sentado las bases de un futuro en el que ya podemos hablar de cracks más que de promesas, en los casos de Pedri y Ansu Fati, seguro, y de Ilaix, más que probablemente. Y si hay figuras que no rinden, pues banquillo, ustedes ya me entienden. Nunca sabremos si con un presidente agobiado en el palco, la afición inquieta y pañoladas en las gradas, Ronald hubiese tenido el tiempo que requería para que el equipo remontase el vuelo. Seguramente no. Lo que sí sabemos es que la impaciencia no es la mejor consejera y que Koeman llega reforzado al momento en que el nuevo presidente tiene que tomar decisiones. Mejor para el Barça, mejor para todos.