El intenso mercado de la gran revolución

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / JAVI FERRÁNDIZ

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Este ha sido, sin duda, el mercado de fichajes más apasionante e intenso de la historia reciente del Barça. La revolución anunciada por Laporta y exigida por Xavi está a punto de culminarse con las operaciones de última hora que se cerrarán hoy. De momento, el club blaugrana ha transformado absolutamente el vestuario con seis fichajes (Koundé, Christensen, Kessie, Raphinha, Lewandowski y Marcos Alonso, que será anunciado a lo largo de este jueves) y diez salidas (Aubameyang, Mingueza, Riqui Puig, Neto, Dani Alves, Nico, Lenglet, Umtiti, Adama y Luuk De Jong). Además, también se ha vendido definitivamente a Coutinho, se ha vuelto a ceder a Trincao y Collado, se ha dado la baja a Ray Manaj y Wagué y se ha traspasado a Jutglà. Un total de 22 operaciones que podrían llegar a ser 27 si se acaban confirmando la incorporción de Bellerín como lateral derecho y los traspasos/cesiones/rescisiones de Dest, Pjanic, Memphis y Braithwaite. Una profunda metamorfosis imprescindible para la construcción de un nuevo Barça. 

La apuesta por el cambio radical ha tenido que venir precedida por la activación de hasta cuatro palancas financieras e, incluso, un aval personal del presidente y del tesorero Ferran Olivé para hacer frente a la elevada inversión (unos 160 millones de euros) y los problemas de ‘fair play’. La nefasta herencia económica ha obligado a tomar decisiones complejas que, sin duda, no son la mejor solución... pero han sido la única alternativa posible para llevar a cabo la resurrección del club. Laporta ha decido ser valiente (imprudente creen algunos) y se lo juega todo a una carta: o esta temporada se ganan títulos o el Barça implosionará. El reto es gigantesco, después de demasiados años de decepciones y fracasos, y la presión recaerá en Xavi, que tiene todo (o casi todo) lo que ha pedido para hacer un equipo competitivo.

En este mercado de locura sobresale, por encima de todos los protagonistas, la figura de Mateu Alemany. Se ha popularizado su imagen de ejecutivo eternamente pegado al móvil. Y se ha convertido en la estrella de todas las negociones que se han llevado a cabo. Laporta le fichó como director de fútbol precisamente para eso. Y su rendimiento está, por supuesto, muy por encima de algunos jugadores con contratos multimillonarios. Para ganar títulos en el campo hay que hacer primero un buen trabajo en los despachos. Y Mateu Alemany ya ha marcado varios goles desde su teléfono mágico.