Instalado en la impotencia

Ronald Koeman, durante el Atlético-Barça de La Liga 2020/21

Ronald Koeman, durante el Atlético-Barça de La Liga 2020/21 / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

LA PALABRA ES IMPOTENCIA. El choque pedía cosas que el Barça fue incapaz de dar. Si el partido requería rebeldía, el Barça jugó con un corazón del tamaño de un guisante. Si pedía concentración, el Barça cometió un error imperdonable. Si la fortaleza del Atleti exigía valentía para atacar, el Barça fue inoperante. Y cuando la urgencia por la clasificación invitaba a matar o morir matando, el Barça se fue de Madrid sin ganar duelos, porque todos los balones divididos fueron para el equipo de Simeone.  La realidad del Barça es dura: es el equipo con más talento del campeonato – de largo-, pero no tiene soluciones, ni tampoco piernas, ni siquiera rebeldía. Peligro: El equipo se ha instalado en la impotencia.

LA HORA DE KOEMAN. Sabe en qué club está y qué exigencia tiene su cargo. Y precisamente por eso, Koeman está en un buen lío. El presidente que le fichó ha dimitido, su futuro es una incógnita y su Barça firma el peor arranque en 25 años. Su Barça tiene talento, pero no tiene equipo. Ante el Atleti, el Barça estuvo apocado, previsible y triste. Hizo lo imposible por perder: volvió a regalar un gol, defendió mal, presionó peor, atacó menos de lo que debía, no fue capaz de activar a Messi y está a nueve puntos de la cabeza. Koeman me gusta pero, por ahora, habla bastante mejor de lo que juega su equipo. Y si no logra reaccionar, se le acabará poniendo cara de Setién.

CARRASCO ROMPE LA MALDICIÓN DE SAN VALENTÍN. La última vez que el Atleti ganó al Barça en casa un partido de Liga fue en San Valentín de 2010. Entonces, Marcos Llorente estaba en el infantil del Madrid, Carrasco era juvenil y João Félix tenía 11 años. Durante la era Messi, el Atleti había sido incapaz de ganar al Barça como local. Anoche lo logró apoyado en cuatro nombres propios: Simeone diseñó un 3-5-2 que sorprendió a Koeman, Koke dirigió las operaciones, João Félix dejó pinceladas de su clase y Yannick Carrasco demostró otra vez que…Si te gusta el fútbol, te gusta Carrasco.