Infantino reparte Mundiales a dedo

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en una foto de archivo. EFE/ Rubén Peña

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en una foto de archivo. EFE/ Rubén Peña

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

La FIFA se ha convertido en el reino de Infantino. Gobierna y manda con el consenso de directivos elegidos por el mismo entre sus amigos. Confirma que es una institución cerrada y opaca que se movía por intereses económicos y políticos, ahora más. El Mundial es su gran negocio y necesita sacarle el máximo beneficio para tener contentas a las Federaciones Nacionales que aportan selecciones y jugadores.

En menos de un mes, 4 de octubre y 1 de noviembre, el presidente, sin haberlo aprobado en ningún congreso ni asamblea federativa, ha adjudicado dos Campeonatos del Mundo a España/Portugal/Marruecos y a Arabia Saudí. Todo ello sin proceso de licitación, sin concurso y por tanto, sin votación. Los Mundiales ahora se adjudican a dedo, sin explicar las razones de la elección ni enseñar los proyectos de las candidaturas ganadoras. Un procedimiento atípico que convierte el mundo del futbol en una autarquía.

El actual presidente sabe muy bien como fue derrocado Blatter y ha marcado nuevas reglas para no acabar igual. No quiere ser víctima de dirigentes corruptos que se venden por unos miles de dólares como en el pasado. Recuerden que en 2015, el FBI entró en el congreso anual y detuvo a varios gerifaltes. Aquel FIFAGATE fue el principio del fin del presidente suizo que, acorralado por las denuncias, dimitió dos días después de su reelección. Aquel terremoto acabó con 81 casos de blanqueo de dinero, sobornos y compra de voluntades. Aquello no se volverá a repetir por la sencilla razón que ahora Infantino lo controla todo con mano de hierro y guante de seda. No habrá mas competencia entre ciudades candidatas, todo se cocina, pacta y decide en privado en Zurich.

Infantino está obsesionado en evitar escándalos y poner puertas a la corrupción. No se puede repetir lo sucedido en 2010 ya que la adjudicación conjunta de los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022 provocó tantas sospechas y recelos que Estados Unidos –candidatura perdedora- inició una investigación policial que sacó a la luz pagos y cobros delictivos. Ahora los petrodólares han vuelto a ganar sin necesidad de comprar votos, el presidente de la FIFA ha puesto el puente de plata. Arabia 2034 será la segunda versión de Qatar 2022, estadios de cine y hoteles de ensueño en un país sin tradición futbolística.

Ninguna palabra sobre la violación de los derechos humanos que sufren los saudís ni de las leyes que prohíben la homosexualidad y la comunidad LGTBI. Está claro que es una operación de lavado de imagen de Estado dirigida por los jeques árabes que reportará ingresos multimillonarios a la FIFA y generosos beneficios para Infantino de cara a su reelección en el cargo. Todo parece atado y bien atado.