Griezmann sigue sin ser Griezmann

Griezmann en el Wanda Metropolitano

Griezmann en el Wanda Metropolitano

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Griezmann fue cedido al Atlético en el último minuto del mercado. Pero ya hacía semanas, meses, que el delantero francés había pactado (incluido el salario) su regreso al club rojiblanco. Quería cobijarse de nuevo bajo la alargada y poderosa sombra de Simeone. Su fichaje por el Barça había sido un fracaso y, tras dos temporadas decepcionantes, había decidido volver a la que consideraba su casa. Griezmann se sentía frustrado e incomprendido. Fuera de lugar. En el campo y en el vestuario. También la afición le dio la espalda. Y acabó pitándole.

Jamás justificó el precio pagado por su incorporación (120 millones de la cláusula de rescisión y 15 más de penalización) y su rendimiento no estuvo, en ningún momento, a la altura de un supuesto crack. Su balance futbolístico fue muy pobre: 35 goles en los 102 partidos jugados como blaugrana. Nunca asumió la condición de líder. Siempre excusándose en la omnipresencia de Messi. Pero es que ni siquiera cuando no estaba la estrella argentina rindió como se esperaba. El Barça, de hecho, le vino grande desde el primer minuto. Y pensó que un retorno a la comodidad del pasado sería la mejor solución. O la más fácil. Y parece que, de momento, se ha equivocado. Otra vez…

En sus tres primeros partidos en su segunda etapa en el Atlético, Griezmann no ha aportado absolutamente nada. Ahora su dañino entorno no podrá echarle la culpa a la prensa de Barcelona. Era el recurso fácil cuando las cosas no le salían bien y recibía las lógicas críticas. Las mismas, curiosamente, que recibe ahora de la prensa de Madrid. El delantero francés está lejos, muy lejos, de aquel futbolista que pretendía sentarse en la misma mesa que Messi y Cristiano. Nunca lo consiguió. Y, sinceramente, creo que jamás lo conseguirá. Ayer, en el partido contra el Athletic, fue sustituido en el minuto 54, ante la desesperación que provocaba su juego lento y su desconcierto en el campo. Y es que las estadísticas son demoledoras: en tres partidos ha rematado 17 veces y no ha marcado ningún gol (nueve disparos fuera).

Griezmann sigue perdido. Como lo estaba en el Barça. Y ni siquiera la ayuda de Simeone ha conseguido, por ahora, que se reencuentre… Falta ver si el técnico rojiblanco es capaz de hacer el milagro de recuperar la mejor versión de Griezmann (que sí, de verdad, que existió) o acabará quedándose sin paciencia. Como le pasó a los culés.