Griezmann se ha ido como llegó, en silencio

Griezmann, fin de etapa azulgrana

Griezmann, finde etapa / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

El fichaje de Griezmann por el FC Barcelona estuvo lleno de polémica porque a los socios y aficionados del club no les gustó ni un pelo que el francés lo convirtiera en un culebrón, con la inestimable colaboración y anuencia de un jugador del Barça, Piqué. Con el paso del tiempo, aquel programa de televisión que se sacó de la manga la productora del central azulgrana (’La decisión’) me parece más surrealista. Debo admitir una cosa: no conocí a nadie, ya fuera socio, seguidor, periodista, entrenador o jugador, a quien Griezmann no le pareciera entonces un grandísimo fichaje. La idea de juntar a Messi, Luis Suárez y a Antoine ilusionaba a todo el mundo. Unanimidad absoluta. Precio al margen, el Barça había hecho un gran fichaje.

Sin embargo, los responsables del club, sabedores que la llegada de Griezmann no despertaba simpatías por el susodicho programa, lo presentaron en la tribuna del Camp Nou, sin público. Les vino de fábula que el césped estuviera en plena renovación. Sin público, riesgo cero de silbidos. Será por cómo llegó, será por su rendimiento, será por lo que sea, pero Griezmann jamás supo ganarse el corazón de los aficionados. Su paso por el FC Barcelona, dos temporadas y tres partidos de una tercera, ha tenido muchas más sombras que luces y ahora en el club, sus nuevos responsables, se celebra su adiós como un título por el considerable impacto que provoca en el descenso de la masa salarial del primer equipo. Visto así, relación precio/rendimiento, desde luego es una gran noticia. Es una pena un fichaje que despertó tanta expectación, que costó tanto dinero, se haya ido por la puerta de atrás, sin dejar huella. Nadie dice que Griezmann no sea un gran jugador, pero aquí no lo demostró.

La clave: su fichaje fue aplaudido de forma unánime... igual que ahora su salida.