Griezmann, un fichaje con sombras

Antoine Griezmann

Antoine Griezmann / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

En el momento post Anfield del Barça varios frentes avanzan en paralelo, entrelazados y a la vez antagónicos en sus intereses. La presión sobre Valverde se ha traslado ahora a la secretaría técnica, pero la final de Copa puede deparar más giros de guión imprevistos. Y a la espera de la profunda renovación que necesita la plantilla, la derrota no ha hecho más que aumentar el número de fichajes posibles que deben abordarse desde el mismo momento que termine la temporada.

Los dos nombres que hoy están en la ‘pole position’ son De Ligt, que genera consenso por su juventud, talento y necesidad de encontrar un suplente a Piqué, y Griezmann, que en cambio genera una controversia evidente. A estas alturas nadie puede dudar del talento del francés: la inquietud la genera su salario (que por mucho que se lo baje desde los 23 millones actuales seguirá siendo una cifra del escalafón ‘top’) y sobre todo su carácter, desnudado en el famoso documental que tanto daño le hizo. La pregunta es inevitable: ¿Es Griezmann lo que necesita el Barça para salir del atolladero en el que se ha metido tras el batacazo? Su precio ha bajado y presumiblemente podrá negociarse a la baja con un Atlético harto de sus niñerías y arrepentido del salario inasumible que le concedió, pero difícilmente bajaría de 100 millones de traspaso.

Y efectivamente es un extraordinario jugador y un goleador, pero está muy lejos de ser el ‘9’ depredador que necesita el equipo para sustituir a Suárez. Su indefinición táctica se añade a la sensación de jugador sin hambre que ha dado a lo largo de este año. Por no decir que da que pensar que el Barça quiera un jugador que es dudoso que el Atlético lo siga queriendo. Por último, es un jugador poco querido por la afición, que desconfía de él desde el documental. Griezmann es un gran jugador pero su fichaje por el Barça está lleno de sombras.