Ganó el partido el equipo que se lo tomó como un derbi
El Barça de Valverde perdió su imbatibilidad después de 30 partidos y si salió derrotado fue sencillamente porque el Espanyol fue superior: el equipo blanquiazul se impuso con claridad en la segunda parte, precisamente en el tiempo en el que el equipo de Valverde ha rematado a todos sus rivales esta temporada. Desde el primer minuto dio la sensación de que el Espanyol se tomaba el partido como lo que era: un derbi de Copa, en el que se jugaba un título, y en el que estuvo siempre concentrado en lo que tenía que hacer. En cambio, el Barça salió a jugar un partido más, casi como un trámite, mucho menos intenso que su rival: prueba de ello es que el gol del Espanyol cayó, como fruta madura, cuando llevaba acechando la portería de Cillesen varios minutos. El Barça tuvo su gran oportunidad con un penalti claro sobre Sergi Roberto pero Diego López hizo una parada antológica al lanzamiento de Messi y ahí se acabó el partido del Barça.
Esta vez, Quique Sánchez Flores aprendió de sus errores pasados, y convirtió el partido en una dolorosa explotación de los defectos blaugrana: impidió primero la creación en el medio campo, y en la segunda parte fue conquistando metro a metro el campo del Barça hasta que terminó ahogando y rematando a los de Valverde en su propia área. La alineación de Valverde, con una delantera de circunstancias con Messi, Denis y Aleix Vidal, no era ciertamente la más competitiva: Leo estuvo demasiado solo, y cuando entró Luis Suárez el partido ya bajaba cuesta abajo. El entrenador blaugrana no disimuló y reservó efectivos y, aunque no le salió bien, es demasiado fácil criticarlo a toro pasado. Porque hoy más que nunca hay que recordar que el calendario es infernal y que es imposible no solo ganarlo todo sino pretender disputar las tres competiciones solo jugando con los mejores. De los títulos en juego, la Copa es el menos relevante y por lo tanto Valverde asumió el riesgo en la competición adecuada el día adecuado, cuando todavía hay margen de maniobra. Ahora bien: es innegable que la apuesta no le salió bien y el equipo descubrió que no es infalible, sobretodo cuando el rival se juega la vida en cada balón. En el fútbol hay muy pocos secretos: lo que sucedió ayer se explica básicamente porque el Espanyol jugó con su equipo titular y todo el hambre del mundo, y el Barça no alineó a los mejores y se tomó el partido, especialmente la segunda parte, de manera burocrática. Los 90 minutos del Camp Nou pueden ser los más difíciles de todo lo que llevamos de temporada.
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