Opinión

Ganar antes que perder

Lamine Yamal celebrando su gol ante el Athletic

Lamine Yamal celebrando su gol ante el Athletic / VALENTI ENRICH

Escuchar a Xavi vincular su futuro a los títulos es inquietante. Volvió a hacerlo tras caer en la Copa y, por lo tanto, su continuidad depende ahora en exclusiva de ganar la Liga o la Champions, los trofeos más importantes, pero también los más difíciles de conquistar. Es cierto que en su respuesta añadió un nuevo matiz: ser competitivos. Da igual. Lo preocupante es ver cómo el club, y Xavi es solo un eslabón de la cadena, se ha instalado en un discurso absolutamente alejado del que realmente acerca a los títulos.

Ganar es la consecuencia de antes haber hecho muchas cosas bien. Levantar un trofeo es solo la meta que se atraviesa tras recorrer un camino en el que los atajos suponen ser eliminados de la carrera antes de acabarla. ¿Cómo es posible que el club, tal y como dijo abiertamente Xavi, casi le obligara a ganar la Liga en su primer año completo al frente? ¿Y que esta temporada el objetivo vuelvan a ser títulos importantes? El Barça se ha instalado en un cortoplacismo muy peligroso que amenaza con devorar a quien se ponga por delante.

Cubarsí, en una acción ante el Athletic

Cubarsí, en una acción ante el Athletic / VALENTÍ ENRICH

Puede que Xavi sea el primero a final de temporada, pero no será el último porque el club se ha colgado del marcador, ese juez único que solo tiene en cuenta sus dos dígitos. El proyecto blaugrana pasa hoy única y exclusivamente por el resultado o, lo que viene a ser lo mismo, no hay proyecto. Si lo único trascendente es leventar trofeos, todo lo demás no importa. Xavi está siendo más Xavi que nunca en las últimas semanas, poniéndose en manos de los suyos, aquellos en los que realmente cree, incluidos esos canteranos cuya consolidación no será posible si lo único que cuenta es ganar. La obsesión por los títulos amenaza con destruir cualquier intento de contrucción porque es imposible crecer con la presión que supone vivir supeditados al resultado.

Marc Guiu, junto a Xavi en un partido con el primer equipo

Marc Guiu, junto a Xavi en un partido con el primer equipo / EFE

Las lágrimas de Lamine Yamal o la profunda decepción de Cubarsí y Guiu en Bilbao son tan necesarias para su carrera como todo el trabajo realizado durante años en La Masia. Para ganar, antes es necesario haber perdido. Porque son las derrotas las que enseñan a vencer. Y este Barça, con mucho más pasado que presente, lo único que no puede permitirse es destrozar su futuro.

Héctor Fort luchando con Iñaki Williams

Héctor Fort luchando con Iñaki Williams / VALENTÍ ENRICH

La presión, en el Barça, viene de serie, pero colocar sobre las  espaldas de estos jugadores el futuro de Xavi en el banquillo es la forma más rápida de comprometer su crecimiento. El mensaje de los canteranos en San Mamés fue muy claro: estamos listos para jugar, para rendir, para demostrar que nuestro estilo es el que necesita este equipo y para devolverle a Xavi su confianza, pero para lo único que aún no estamos preparados es para asumir la obligación imperiosa y que no nos corresponde de ganar.