El final de Piqué y Busquets

Piqué y Busquets, dos de los capitanes

Piqué y Busquets, dos de los capitanes / FCB

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Once titulares del Barça más los cinco cambios que Xavi realizó en el Clásico del Bernabéu. Dieciséis jugadores y Piqué no estuvo entre ellos. Ni con dos centrales lesionados tuvo la más mínima oportunidad en el partido más importante del año.

Esta es la situación de Piqué, su final después de la foto del primer gol del Inter el pasado miércoles que le perseguirá in eternum. El final de Piqué está siendo triste, muy triste, además de cruel e injusto. Cada día peor que el anterior. Y lo que le queda, pues su salida del club se adivina traumática con la presión de su contrato multimillonario y el desencanto de la afición.

¿Qué ha pasado para que su carrera, a todas luces brillante, termine así de mal? Pues que ni él ha sabido gestionar sus años de declive ni el propio declive del Barça le ha ayudado lo más mínimo. Piqué se ha caído al mismo tiempo que el mejor equipo de la historia, poco a poco, sin que nadie quisiera creérselo, viviendo todos del recuerdo en medio de una orgía de millones, comisiones y errores que dejaron al club en la ruina. Su caso se agravó porque creó un personaje que le ha devorado. Se irá señalado por todos y comprendido por pocos.

UN CASO DISTINTO


No es el único al que el caos general se ha llevado por delante. Busquets también apura su carrera bajo todos los mínimos habidos y por haber. Cada vez sale en más fotos que evidencian su decadencia. No es lo mismo que Piqué, pues él ha sabido mantenerse al margen de polémicas, escándalos y provocaciones, lo que le ha protegido del desamor que siempre se produce cuando se rompe el encanto de las victorias, títulos y días de vino y rosas.

A diferencia de Piqué, se irá sin hacer ruido, al final de su contrato, sin el riesgo de que le llamen pesetero o cuestionen su barcelonismo. Pero futbolísticamente está en el punto de mira. Madrid, el Bernabéu, ha sido la puntilla. Es hora de acabar con el caos y Busquets ya no tiene la fuerza ni las condiciones para restablecer el equilibrio necesario. A la espera de fichajes, De Jong ha de tomar el relevo ¡ya!

La clave: El personaje ha devorado a Piqué y Busi ya no puede rendir como antes