A favor de un paseo al borde del abismo

Southgate y Löw durante la Eurocopa

Southgate y Löw durante la Eurocopa / EFE

Guillem Balagué

Guillem Balagué

Como los seleccionadores tienen tanto tiempo para pensar durante el año, dejan muy pocas cosas sin analizar y lo miran todo con la profundidad de una interminable tesis doctoral. “Envíame otro informe del lateral derecho de Eslovenia en caso de que nos toque en semifinales… sí, ya sé que lleva cinco meses lesionando y que igual no llega a la Eurocopa”. En ese plan. Así que a nadie se les ha escapado que para ganar la competición (es decir, para tener más opciones que otros) hay que jugar como los que lo hacen últimamente: Portugal (Eurocopa) y Francia (Mundial). El estilo fue el mismo: arriesgar poco, muchos hombres detrás del balón, sin la necesidad de acelerar el juego porque al final los goles llegaban de la misma manera, gracias al talento de sus delanteros. Jugar a jugadas. Muchos seleccionadores de grandes naciones han decidido que esa es la manera de llegar lejos en un torneo tan corto.

Por ejemplo los ingleses, que conocen a su afición y sus periodistas, y han estudiado y copiado esa manera de jugar (francesa). Voy a compartir un SMS que me llegó ayer mismo de una de las personas más importantes de su selección: “Si ganamos y jugamos bien, nos matan los jugadores que no participaron. Si ganamos y no jugamos bien, nos matan por como jugamos. Si perdemos y jugamos bien, nos matan por perder. Si perdemos y no jugamos bien, nos tenemos que ir a casa… Creo que tenemos claro cómo funciona esto”. El siguiente paso, una vez se llega a la conclusión que se pierde casi siempre, debería ser jugar del modo qué sientes. Ahí Gareth Southgate, olvidándose de las enseñanzas de Pep o Pochettino, ha tirado por el instinto. En lugar de fiarse de la calidad de sus futbolistas, ha preferido confiar en defender y buscar la jugada individual. Se comió a Alemania por lo físico, por fuerza y por estructura defensiva. Podría conseguir el título así.

Los ingleses no fueron los únicos que decidieron tomar los menores riesgos posibles. Cuatro de los que llegaron a cuartos son de esa onda: Bélgica, Ucrania y la República Checa, los otros tres. Al otro lado hay otros cuatro en esta batalla ideológica que me parece ver en la Eurocopa: Suiza (aunque ayer, al margen de una segunda mitad excelente, pareció más del otro grupo), España, Italia y Dinamarca. No se inventa nada en torneos de este tipo, pero sí confirma y cambia tendencias. A ver quién vence en esa lucha entre el sentido práctico y el de la aventura. Yo estoy del lado de los que caminan siempre al borde del abismo, como el equipo que está montando Luis Enrique. Manque pierda.