El efecto Neymar

Neymar sigue en el foco

Neymar sigue en el foco / sport

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Lo bueno de entrar ya en el mes de agosto no es solo que la mayoría de ustedes, y de nosotros, empecemos las vacaciones, si no que solo quedan treinta días para que el culebrón Neymar acabe en un sentido o en otro. Neymar nunca fue un fichaje cualquiera, ni cuando lo contrató el Barça del Santos, con toda la polémica y las consecuencias que no hace falta recordar, ni cuando lo robó el PSG del Camp Nou, también con todo el lío y denuncias judiciales que aquello conllevó, y no va a serlo ahora que las negociaciones se hacen entre dos clubs que no se tragan y poco dinero, contante y sonante, me refiero, para doblegar voluntades y contentar a todos los interesados, que en este tipo de operaciones son muchos, variados e inimaginables. Pues bien, mientras el culebrón sigue su curso, hay muchos episodios colaterales que esperan la decisión final para, a la vez, desencallarse. 

El efecto Neymar en el Barça es absolutamente determinante y tiene a jugadores del nivel de Coutinho, que, no es por nada, es el fichaje más caro de la historia del club, pendientes de su futuro. Neymar sería la solución al problema Coutinho. Colocarle en el PSG como trueque y parte de la operación es la mejor opción que hay para no pillarse los dedos con el brasileño. Miren, hasta ahora no ha llegado ninguna oferta por Coutinho, Klopp ya ha dicho que no le quiere de nuevo en el Liverpool y la Premier League cierra el mercado de fichajes el día ocho. Hay pesimismo en el club sobre la posibilidad de un traspaso convencional que permita recaudar los 120 millones en los que se le ha tasado o, por lo menos, los 100 que permitirían cuadrar números después de las correspondientes amortizaciones. El trueque con Neymar sería una especie de bendición tanto deportiva como económica, pues prefiero a Neymar que a Coutinho en el equipo y la directiva seguro que también prefiere a un activo como Ney que puede revalorizarse a uno como Cou que lo más probable es que siga devaluándose. 

Pero hay más: el PSG no se conformaría solo con Coutinho y querrá meter a Dembélé en el mismo saco. No es buen negocio para el Barça. Primero, porque el precio, ficticio pero contable al fin y al cabo, se dispararía y segundo, porque Dembélé no es, en absoluto, un jugador irrecuperable. Por edad y por talento, tiene muchas posibilidades de explotar y todos nos arrepentiríamos si no lo hiciera en el Camp Nou. Lo ideal sería colocar a Rakitic o Umtiti junto a Coutinho, pero ello también conllevaría ajustes posteriores en la plantilla azulgrana. No tanto con la baja de Rakitic, aunque ello significaría descartar un posible traspaso de Arturo Vidal, como con la de Umtiti, que dejaría a la plantilla con solo tres centrales y, de ellos, únicamente dos absolutamente incuestionables. Tocaría fichar y fichar bien. Y los centrales no son precisamente baratos. 

Y luego están los delanteros. Messi, Suárez, Griezmann, Dembélé y el propio Neymar, si viene, claro. Cinco superclases, la mejor nómina de delanteros en el Barça que un servidor alcanza a recordar. Una bomba de dimensiones nucleares, una revolución espectacular que pondría, todavía más y sin duda en solitario, al Barça en el centro del fútbol, del fútbol como deporte y espectáculo y del fútbol como negocio. Si saliera bien, sería histórico; si saliera mal, mejor no pensarlo. Pero como efecto inmediato, entiendo que semejante arsenal descartaría por completo cualquier nuevo fichaje en la delantera. Si finalmente se junta a estos cinco magníficos es porque se considera que son complementarios y que Valverde sabrá gestionar las alineaciones. Una nueva inversión significaría no creer en Griezmann como delantero centro de suficiente calidad para rotar a Suárez y, sobre todo, condenar al ostracismo al nuevo fichaje y, lo que es peor, cerrar la puerta a los canteranos. Doble error que sería imperdonable. En cualquier caso, como ven, cuanto antes se resuelva el caso Neymar, mejor para todos.