La economía culé da miedo

Bartomeu comparece para explicar su dimisión

Bartomeu comparece para explicar su dimisión / FC Barcelona

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Esto empieza de un momento a otro, aunque, claro, antes se tendrá que aclarar el señor Carles Tusquets con los números y esos, dicen, 190 millones de euros que debe arañarles a los futbolistas. Esto, en serio, tiene una pinta muy fea, tanto que Jordi Roche, que no tiene un pelo, ni dos, ni tres, de tonto, ha dicho que no piensa jugar a la ruleta azulgrana. Y Roche, que era la baza de Sandro Rosell, perdón, perdón, que es amigo de Sandro y colega de Josep Maria Bartomeu (lo que no significa que sea continuista, o sí, vale, sí, ¿y qué? ¿eso es malo?), es, posiblemente, el único que ha tenido acceso a los números de verdad. Los ha visto y se ha asustado. 

Se ha asustado tanto que, incluso, preguntó si esa petición que han hecho al Consejo Superior de Deportes (CSD) los cuatro clubs que no son (aún) sociedad anónima deportiva (SAD) de que modifiquen el Real Decreto para que el déficit provocado por el covid-19 no se les impute a los directivos de este año, va a salir adelante y si, posiblemente (que no es así), eso provocaría que el aval de la directiva que gane no sea de 190 millones de euros, sino de algo menos. Le dijeron que el CSD podía variar ese Real Decreto, sí, pero que eso no afectaba al aval de las elecciones culés.

Repito, Roche sabe de qué va esto y entre los suyos yo he oído a más de uno, dos y tres, que presagian tiempos horribles (económicamente hablando) para el Barça (bueno, para el fútbol en general, pero para el Barça muy particularmente) y, posiblemente, un peligro tremendo de que acabe convirtiéndose en SAD o cerca de la bancarrota. Porque permítanme que les recuerde que el socio, dueño del club (dicen), representa, en estos momentos, el 7% de los ingresos de la entidad. Es decir, que el dueño es dueño, pero no sé si puede mandar tanto con tan poco porcentaje de desembolso y como ningún presidente se atreverá a actualizar los abonos, eso seguirá así, pero dueño-dueño no es. Vale, sí, lo es. Usted ya me entiende. El caso es que Roche, que era, ciertamente, uno de los grandes rivales de Víctor Font, no quiere jugarse ni su patrimonio ni sufrir problemas serios, serios, en los próximos años, metido en cómo solucionar los desastres económicos del ‘més que un club’, los de ahora y los que vendrán. Y como Joan Laporta tampoco se presentará, como acabarán convenciéndole de que no dé el paso, como, tal vez, le prometerán algún papel en un futuro inmediato, es decir, tras las elecciones, todo parece indicar que el ‘proyecto de país’, es decir, el liderado por Font, con buenos contactos en Waterloo, también con productoras televisivas impresionantes, enormes, tremendas y vínculos buenísimos con el guardiolismo más ilusionante, partirá con una clara ventaja.

Cuando digo que Roche se ha asustado (en el buen sentido de la palabra, es decir, que es muy cuerdo y que, entre sus amigos y familiares, le han sugerido que los dejase “para otra ocasión”), cuando vaticino que Laporta tampoco se presentará, también pienso que Emili Rousaud no se la jugará y, por tanto, volveremos a ver repetir a Agustí Benedito y atreverse a mis amigos Toni Freixa Xavier Vilajoana, que hoy, precisamente hoy, salta a la palestra. Hace mucho tiempo que oigo hablar maravillas de Vilajoana allí donde nadie habla maravillas: La Masia, el fútbol formativo, el fútbol base, el fútbol femenino… Es decir, en todo aquello que este ingeniero industrial, licenciado en Ciencias Empresariales y Económicas, en Administración y Dirección de Empresa y Humanidades, con dos Masters en IESE y, ahora, estudiando una quinta carrera de Ingenieria Informática, en la UOC (todos esos títulos le permitirían ¿permitirán? ser, sin duda, un gran presidente, con solo 47 años), se ha estado cuidando a lo largo de los últimos meses y años, en silencio.

No estoy haciendo campaña por mi amigo (o sí, vale), solo digo que todo el mundo, en las catacumbas del Barça, hablan bien de él, porque ahí donde había un partido de infantiles, juveniles, chicas, Barça B, promoción o lo que fuese, estaba él, empujando, que es lo que ha hecho toda la vida, participando en tres directivas en las últimas décadas con Joan LaportaSandro Rosell Josep Maria Bartomeu. Me gusta Vilajoana, como me gusta Toni Freixa, aunque se les vaya la mano, de vez en cuando, a los dos (bueno, a Freixa más que a Vilajoana), en Twitter, que lo carga el diablo. Y respecto, insisto, a las titulaciones de Vilajoana, solo diré que los que saben de esto, piensan que ahora se necesita mucho amor al Barça, conocer la casa y, sobre todo, encontrar un buen gerente antes que al sucesor de Leo Messi, que ya lo tenemos, aunque acaba de salir del quirófano. Así que si, hoy, Vilajoana dice que ya tiene gerente (y es el que le ha recomendado Bill Gates), mucho mejor. Porque, lo siento, pero a los dueños del club les recuerdo, ahora sí, que esto va de millones de euros, no de goles.