Debe ser una limpieza, no una operación salida

Joan Laporta y Xavi Hernández se han reunido este miércoles para abordar el futuro de la plantilla

Joan Laporta y Xavi Hernández se han reunido este miércoles para abordar el futuro de la plantilla / FCB

Ernest Folch

Ernest Folch

Han pasado ya unas cuantas semanas desde que Xavi informó a unos cuantos jugadores que no contaba con ellos y no tenemos noticias de ningún movimiento significativo. De momento solo ha salido Ferran Jutglà, y no continuarán los cedidos Luuk de Jong, Adama y Dani Alves.

A continuación vienen los casos cantados pero con contrato en vigor, que obligan a una negociación: Umtiti, Braithwaite, Mingueza, Lenglet y Riqui Puig, jugadores que no cuentan para el entrenador y que saben todos ellos que si siguen no van a jugar en algunos casos ni un solo minuto. El problema es el habitual en los últimos años: la anterior directiva firmó unas fichas fuera de mercado, que ahora no hay ningún equipo que quiera asumir.

Y es que aún asumiendo que se encontrará una salida a todos estos casos evidentes, la lista deberá ser ampliada a muchos otros nombres, que pueden ir según las opiniones del dudoso Memphis Depay (si hubiera funcionado no tendría sentido ir a por Lewandowsky) al mismisimo Frenkie De Jong, que está en una operación abierta con el Manchester United. Y, aún así, no sería suficiente. Porque la Operación Salida, en la situación en la que se encuentra el Barça, no puede ser solamente 'técnica' y cumplir una función de dejar sitio: debe también cumplir una función regenerativa.

Dicho claramente: la Operación Salida tiene que servir para despedir a más de una vaca sagrada y cambiar los liderazgos del vestuario. Hay quien nos quiere vender las salidas como una pura cuestión de encaje salarial: esta es efectivamente una condición necesaria pero para nada suficiente. Las comparaciones siempre son odiosas pero ahora más que nunca hay que recordar aquel verano en el que Guardiola despidió de una tajada a Ronaldinho, Deco y Eto'o (aunque este último tuvo que quedárselo).

Con aquella decisión drástica Pep logró lo más importante: romper con los vicios del pasado e iniciar una nueva etapa con nuevas jerarquías. Es evidente que la situación contractual es diabólica, porque jugadores emblemáticos como Piqué y Busquets tienen primas muy altas de finalización de contrato, pero lo cierto es que el club, con la ayuda de Xavi, tendrá que redoblar su presión sobre los futbolistas si no quiere que, una temporada más, la operación salida se convierta en otro 'bluff'.

Es vital para el futuro del club que en las próximas semanas se produzca la limpieza necesaria. Si no, corremos el peligro (como ya se ha visto este año) que los que llegan frescos adopten viejos vicios del pasado.