¿Nos comparamos con Koeman?

Koeman

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Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Las declaraciones de Gündogan tras caer ante el Real Madrid han generado un debate alrededor del proyecto blaugrana exagerado. Exageradísimo. Ha habido todo tipo de interpretaciones: conclusiones definitivas, opinadores en la multiplataforma de la vida que dan la razón al futbolista y quienes no lo hacen. También, por supuesto, aquellos que están de acuerdo con sus palabras, pero, en cambio, no que las hiciera públicas. Esto es el Barça, un club en constante discusión sobre todo y sobre todos. 

El bueno de Ilkay, en el fondo, no ha hecho nada más que lo que ha hecho toda la vida y su único pecado, que no lo existe, es haberlo dicho siendo futbolista del Barça. Si tiene razón o no tiene razón es algo incluso secundario porque la enseñanza que ha le ha ofrecido nuestro querido entorno es que, pienses lo que pienses, si no eres Cruyff, piénsalo dos veces antes de decirlo. Una vez hecha la reflexión, vía libre.

Pero, más allá de la discusión sobre la tertulia y el debate, que son sinónimos pese a tener sus razonables matices, es bueno llegar al fondo de la cuestión. Y ese, según Gündogan, retrata un equipo que no ganó porque no creyó en la victoria. Esta reflexión, por supuesto, es muy grave. Ilkay salió enfadado, cabreado, mosqueado, molesto y, pese a ello, habló tranquilo y relajado, lo que dice mucho de él. Es lógico teniendo en cuenta que la temporada pasada jugaba en un equipo, el Manchester City, que juega como los ángeles, que es el mejor equipo de Europa y que cuenta con el mejor entrenador del continente. Quizás el problema es que la mente de Ilkay aún sigue en Inglaterra y que no se ha dado cuenta de que esto es otra cosa, de que aquí se está construyendo un proyecto para volver a ganar la Champions y de que eso requiere tiempo, que no es fácil. Gündogan lo vivió hace dos temporadas, cayendo de forma estrepitosa en el Bernabéu para levantarse y ganar la pasada. El City llevaba toda la vida esperando ese momento; el Barça suma cinco, la última en 2015. 

El centrocampista, en el fondo, ha reabierto un debate que en Barcelona parecía cerrado, el del Barça de Guardiola (y Tito Vilanova), un equipo irrepetible, como lo será con los años el de los ‘citizens’. Sin darse cuenta de que el proyecto de Xavi nada tiene que ver con aquello más que con los objetivos comunes. Todos quieren ganar la Champions, pero solo la gana un equipo. En eso está el conjunto blaugrana, al que no le está yendo mal porque cada temporada es mejor que la anterior. Liga y Supercopa de España ante el Real Madrid son mejores que quedar segundo de la Liga. Compararse con el Barça de Pep (y Tito) y el City de Pep es injusto. ¿Nos comparamos con el Barça de Ronald Koeman?