Y el Camp Nou se inundó de lágrimas por Piqué

Las imágenes que no has visto del último partido de Piqué

Las imágenes que no has visto del último partido de Piqué / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Sergio Busquets ya es el último mohicano. El único superviviente del mejor Barça de la historia. Del Barça del sextete. De aquel Barça de Pep Guardiola que maravilló al mundo con su fútbol. Y sus triunfos. El veterano centrocampista se ha quedado solo tras la repentina e inesperada retirada de Piqué. Busquets también se irá. Cuando acabe su contrato el próximo 30 de junio. Y una época inolvidable e irrepetible habrá terminado. Para siempre. El inexorable paso del tiempo es implacable. Incluso para los mayores héroes. Piqué ha sido víctima de este declive. Como antes lo fueron Iniesta. O el propio Xavi. El ahora técnico blaugrana sufrió en sus propias carnes esta decadencia que le obligó a abandonar el club cuando Luis Enrique le condenó a la suplencia. Es ley de vida. 

Este sábado Piqué jugó su último partido en el Camp Nou. Se va del Barça por motivos deportivos y económicos. Xavi no cuenta con él. Le ha dejado claro que es el sexto central. Laporta le señala por su desorbitado salario. Ambos le han empujado hacia la puerta de salida. Y Piqué ha decidido dar, finalmente, un paso al lado. Algunos pensarán que ha tardado demasiado. Que lleva demasiados años saliendo en las fotos de los fracasos europeos. Puede ser. Pero también hay que recordar que ha sido, junto a Puyol, uno de los mejores centrales de todos los tiempos. Y que merecía una despedida digna de una leyenda. La tuvo: fue titular su partido número 616 con la camiseta blaugrana. Y lució el brazalete de capitán junto a sus amigos Busquets y Jordi Alba, en una concesión del técnico a la nostalgia.

Piqué recibió un simple pero emotivo homenaje. Que tuvo el mejor colofón: la victoria del Barça ante el Almería (2-0). Un triunfo que coloca momentáneamente a los blaugranas como líderes de la Liga, a la espera de lo que haga mañana el Madrid en el derbi de Vallecas. El Barça fue tremendamente superior a los andaluces, pero le costó encontrar el camino del gol. Desaprovechó muchas oportunidades en la primera parte (incluso un penalti que Lewandowski chutó de forma estrambótica), hasta que nada más iniciarse el segundo periodo Dembélé se inventó una jugada de crack y abrió el marcador. A partir de ahí todo fue plácido hasta que llegó el cambio de Piqué. Y entonces la emoción, inevitablemente, se desbordó. El Camp Nou se inundó de lágrimas. Las de Piqué y las de todos los culés. Porque se iba una leyenda. ¡Hasta siempre, Gerard!