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El blanco es el color que más se ensucia

Johan Cruyff, con la camiseta del Barça (la auténtica), en el Camp Nou

Johan Cruyff, con la camiseta del Barça, en el Camp Nou / ANTONIO CAMPAÑÁ

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Lo único bueno que tiene la camiseta blanca es que hacer montajes para la prensa es sencillo: le pones el escudo a un anuncio de Ariel y listos. En el círculo cromático existen, básicamente, doce colores, pero, según los expertos en colores, “todo es una cuestión compleja de espectros y longitud de onda” y, si nos ponemos estupendos, hay quien habla de 100.000 diferentes matices que pueden llegar hasta 90 millones de colores. Es difícil de entender, ante una naturaleza tan generosa, la manía que le ha entrado a mucha gente de que el Barça juegue de blanco.

Todos ellos señalan con el dedo a quienes, como un servidor, aborrecen el blanco llamándoles “acomplejados”, cuando es todo lo contrario. Quienes nos oponemos a lucir los colores (perdón, el color) del Real Madrid lo único que reivindicamos es que los del Barça son el azul y el grana. Sí, el blanco no es propiedad exclusiva de los, valga la redundancia, 'blancos', pero es el color que les identifica. Como el azul y el grana son los que identifican al Barça.

Obviamente, y pasa incluso en el equipo de veteranos del FC Cardedeu, cuando el equipo local juega con los mismos colores que el equipo visitante, el visitante está obligado a jugar con su segunda equipación. Durante algunos años, en este caso hace muchísimos, el Barça, porque las camisetas blancas eran más baratas, usaba una segunda camiseta nívea. Borrar la historia es algo que solo ocurre en sociedades dominadas por el fascismo, así que no es necesario, en este caso, renegar del pasado. Pero el mundo va hacia adelante y evoluciona y, hoy en día, lo acomplejado, lo anacrónico, lo desfasado y lo prescindible es jugar de blanco. Porque el blanco significa todo aquello que no es el Barça. La ausencia de color, cuando, como hemos dicho, existe una gama cromática tan amplia, es algo que el Barça puede ahorrarse. Los cerebros de Nike, que cuando el Barça en sus inicios jugó de blanco era solo la diosa de la victoria, creen que venderán más camisetas. Están en su derecho de proponer lo que quieran, pero el club debería haber frenado tanta osadía respondiendo que, en esto del fútbol, los colores no se tocan. O se tocan lo justo y sin herir sensibilidades. ¿Qué necesidad tiene el Barça de ver el Camp Nou lleno de camisetas blancas con el escudo del Barça? Cruyff vistió así algún día, pero quienes acudían al estadio para disfrutar de él lo más níveo que lucían era el blanco de los ojos.

Es posible que muchos ‘guiris’ compren la camiseta blanca como comprarían una blaugrana si a Adidas le hubiera dado por vestir al Real Madrid con una segunda equipación inspirada en la camiseta del Barça, algo muy poco probable. En el Camp Nou, sin embargo, toca hacer el “tolili”, como llamaría Florentino a los promotores de esta idea lamentable. Y es que el blanco es el color que más se ensucia.