El Barça ha vuelto

El tridente de Xavi rayó a un nivel excelso en el clásico

El tridente de Xavi rayó a un nivel excelso en el clásico / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

¿Recuerdan aquella lona de Laporta a escasos metros del estadio del Madrid? “Ganas de volver a veros”. Eso fue lo que pasó anoche. Que el Barça, todavía en construcción, tenía muchas ganas de volver a ver a su gran rival, porque estaba deseoso de mostrar que ha recuperado su nivel. La palanca del cambio se llama Xavi Hernández. Que el club tiró meses al contenedor de la basura con Koeman ya ni cotiza. El de Terrassa reanimó un cadáver deportivo, recuperó la autoestima del vestuario, apeló a la ética del trabajo y le dio al equipo una identidad que entronca con el mejor pasado del club. Su Barça salió en casa del líder dispuesto a reivindicarse. Jugó con grandeza y una personalidad. Su premio, una goleada fantástica en casa del Real Madrid. Guardiola decía que lo que te hace crecer es el error. Durante estos meses, el Barça se ha equivocado demasiadas veces y cometido demasiados errores, dentro y fuera del campo, padeciendo un empacho de mediocridad que, en determinados momentos, puso en duda incluso la salud del club. Sin embargo, el club se ha unido en la dificultad, ha trabajado para superar adversidades y poco a poco, ha ido encontrando la senda para volver a ser lo que siempre ha sido. Ya es una realidad: el Barça ha vuelto. 

Los telepredicadores del madridismo se las prometían felices: insistían en que Xavi no mejora a Koeman, en que Pedri está sobrevalorado y en lo “maravilloso” que es jugar la Europa League. Estaban convencidos de que el clásico, después de cinco victorias seguidas, sería como el día de la marmota, porque no veían demasiado rival. Que Dios les conserve la vista, porque el partido demostró que tienen un ojo clínico. Los que se pasan la vida retratando al personal, otra vez más, retratados. El Madrid fue un muñeco de trapo en manos de los de Xavi, que rubricaron un recital de fútbol y categoría. Al margen del baño táctico que Xavi le dio al bueno de Ancelotti, el campo dejó héroes en clave azulgrana. Pierre-Emerick Aubameyang, pantera en libertad, estuvo estelar. El gabonés fue un prodigio de clase y elegancia. En los extremos, dos puñales: Ferran, que estuvo soberbio y destrozó al espacio a Carvajal; y Dembélé, que reventó a Nacho una y otra vez con asombrosa facilidad. Busquets ofreció un clínic, De Jong se largó un partidazo, Pedri demostró que es el mejor jugador joven de Europa y en cobertura, Araujo y Piqué fueron pura jerarquía. El Barça secuestró la pelota, la hizo suya, cogió al Madrid de la mano y le dio un tremendo baile por todo el Bernabeú. Uno de época, de los que dejan huella con el paso de los años. Algo para recordar. El Barça acudió a Madrid con la idea de mirar a los ojos al líder. Hizo bastante más que eso. Le humilló en su casa. El Barça fue un equipazo. Y el Madrid, un meme. Confirmado: el Barça ha vuelto.