El Barça no puede ir con complejos

Entreno Barça

Entreno Barça / sport

Bojan Krkic

Bojan Krkic

Acepto la idea de que, en estos momentos, el Barça no es la mejor versión de sí mismo. Está bastante lejos de ella, pero también es cierto que, el pasado sábado, debía imponerse al Nápoles y lo hizo. Cumplió con la misión encomendada. Con más o menos limitaciones, jugando mejor o peor… Pero consiguió clasificarse, por decimotercer año consecutivo, para los cuartos de final de la máxima competición continental. Un hecho significativo, del que no todos los clubes pueden presumir.

Y es que, aunque su juego sea menos vistoso o efectivo que en otras ocasiones, dudo que haya algún equipo que considere fácil jugar contra el Barça. Nadie lo ve como algo sencillo y, ya sea por historia o por jugadores, todos tienen respeto al hecho de verle como rival. 

Por eso, no entiendo que desde dentro del club no se haga todo lo posible para aumentar el ego de la plantilla, poniendo en valor este tipo de logros. Sin embargo, en lugar de eso, se lanzan mensajes como el que pronunció Setién tras el partido del Nápoles, donde afirmó sin ruborizarse: “No somos tan buenos como para controlar el juego todo el partido”. No sé si es una forma de justificación. Incluso, puede que, fuera de micros, no sea tan conservador y sí haga creer a los jugadores que son capaces de todo. Espero que sí, pero también es importante reforzarles de puertas para afuera. 

La estrategia de Rummenigge

Estos días, todos los aficionados al FC Barcelona se están rasgando las vestiduras al oír hablar a Rummenigge. La gente se echa las manos a la cabeza al pensar cómo ha osado a decir que Messi es peor que Lewandowski. Sin embargo, a mí me parece que ahí está la clave. Él sabe que no es así, ni mucho menos, pero está jugando una estrategia. Está preparando el partido, dando importancia a lo que tiene en casa, ofreciendo confianza a su mejor jugador y, en definitiva, a todo su equipo. Pronunciados desde el respeto, esos son el tipo de mensajes que echo de menos en Can Barça y que, creo, deberían salir desde el propio club. Evidentemente, nadie es mejor que Messi. Dejemos que el resto jueguen sus estrategias, que vayan de farol… Pero no creamos sus propias fábulas, ni nos hagamos nosotros de menos pensando que no somos suficiente. 

El Barça debe darse a sí mismo (y a su plantilla) el valor que merece y, sobre todo, hacerse respetar. Primero, en el terreno de juego, pero también fuera de él. Sí, hoy nos enfrentamos a un muy buen equipo, extremadamente poderoso físicamente y casi intratable en todo el año 2020, pero nosotros somos el FC Barcelona y, seguramente, a muchos de esos jugadores a los que el dirigente bávaro ahora hace de menos, estaría como loco de poder ficharlos si se le presentara la ocasión.

Y es que, da igual que la temporada no haya sido la mejor. Se han dado varios casos de campeones de Champions que, en la competición doméstica, no han cumplido con las expectativas. No se puede ir a la Liga de Campeones con la mentalidad de no ser bastante buenos. Primero porque no es cierto y, segundo, porque eso va en contra de la filosofía de este club.

¡Claro que el Barça tiene la capacidad de controlar equipos! Y de desequilibrar partidos, y de ser más grande que el rival… Por eso, ahora, más que nunca, se necesitan mensajes que sumen, que motiven y que lleven consigo a un Barça sin complejos. A un Barça campeón.

Me alegra el fichaje de Pirlo por la Juve

Cuando jugaba en Italia tuve la enorme suerte de coincidir en alguna ocasión contra Andrea Pirlo. Recuerdo especialmente un partido Juventus-Roma en Turín. Ambos estábamos calentando en la banda a la espera de saltar al campo, cuando su equipo erró una ocasión clara de gol. Se me acercó y me explicó varias opciones que, si se hubieran llevado a la práctica, habrían acabado con el balón dentro de la red. 

Ya me había dado cuenta antes, pero ahí comprobé de primera mano la enorme capacidad que tenía para ver y entender el fútbol. Su interpretación del juego siempre iba más allá. Me impresionaba cómo iba a recibir el balón a la altura de los centrales, incluso con presión. Cómo superaba líneas…

Me alegro que un club como la Juve haya apostado por él como entrenador. Será interesante comprobar si esa lectura suya tan particular y única que ejercía sobre el terreno de juego es capaz de hacerla desde fuera. Mi apuesta es que sí.