El Barça (y Messi) no dimiten de la Liga

Messi celebra con Griezmann

Messi celebra con Griezmann / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

Es noviembre y queda mucho para acabar la Liga, pero la mala racha obligaba al Barça a sumar de tres ante el Betis para no quedarse descolgado del campeonato. Y, para ello, Koeman decidió mover al equipo dejando, sorprendentemente, a Leo Messi en el banquillo. Supuestamente, el argentino necesitaba descanso por falta de frescura y el técnico lo fió todo a los jóvenes ofensivos para lograr un triunfo coral que asentase un poquito más su proyecto. El experimento funcionó a medias porque el Barça tuvo peligro arriba, pero acabó desperdiciando su ventaja con una horrible defensa que comienza a ser preocupante.

Contra las cuerdas, Koeman no tuvo más remedio que sacar a Messi para que salvara los muebles. Y vaya si lo hizo. El argentino se echó el equipo a las espaldas con dos goles y una jugada de genio que habilitó a Griezmann para que marcase, por fin, a puerta vacía. La presencia del argentino pudo ser suficiente si no fuera por la sensación de descontrol que desprende este equipo. Contra diez, el Betis puso en apuros la victoria de forma incomprensible aprovechando una autopista grosera por banda derecha.

Al final hubo goleada. Un triunfo algo amplio y engañoso ante los apuros que pasó un equipo que es incapaz de cerrar los partidos por los espacios que deja desde el centro del campo para atrás. La victoria fue de Messi y, sin duda, permite al Barça seguir en liza por la Liga. Hay mucho a mejorar y mejor hacerlo desde el triunfo, aunque este equipo debe dar un paso adelante en agresividad defensiva si quiere ser creíble. Si quiere ganar títulos.