Opinión

Cuando el Barça enamora

Copa de la Reina. Cuartos. FC Barcelona - Sevilla, en imágenes

Copa de la Reina. Cuartos. FC Barcelona - Sevilla, en imágenes / Javi FERRÁNDIZ / Sport

¡Qué barbaridad!

Estuve el miércoles en el Johan Cruyff degustando una vez más el espectáculo que el “femenino” ofrece desde el verde, que no por ya vivido, resulta menos impactante.

El Barça Femení se ha convertido, gracias a un trabajo coral e impecable, en una auténtica delicia para los sentidos que va mucho más allá de seguir y conseguir un resultado: Estas chicas no parecen de este mundo y desde el mismo momento en que la árbitra indica el inicio del encuentro, uno tiene la sensación de que las jugadoras entran en un extraño trance o posesión que las convierte en una despiadada máquina de ejecutar en el sentido más amplio.

Hoy, este grupo de futbolistas que transmiten un buen rollo imposible de plasmar o trasladar en un artículo de opinión, son un ejemplo vivo para todos. No nos engañemos, este equipo representa con diáfana exactitud lo que desea ser el Barça a los ojos del mundo: Compromiso, respeto, esfuerzo, generosidad, integración y excelencia, y todo ello bien aliñado para dar como fruto una forma de jugar al futbol que es del todo única, y representativa de nuestros colores.

¿Cómo puede plasmarse tanta belleza en forma de juego? ¿Cómo hemos creado tanta rima y consonancia haciendo que el esfuerzo más salvaje resulte poético? No lo duden… Con trabajo, con mucho trabajo.

Me indigna y estoy harto de oír que resulta aburrido que ganen tan holgadamente, que sean tan superiores, que la diferencia respecto a sus rivales sea tan desproporcionada…

¿Condenaríamos poder degustar cada semana el mejor ibérico de Guijuelo en un mundo de jamón dulce, de mecernos en una ópera de Puccini cuando nos invade el “reggaeton” o de sumergirnos en la poesía de Marti i Pol en un universo de telebasura?

O lo que es lo mismo: ¿En una sociedad donde impera la vulgaridad y la simpleza, vamos ahora a condenar la exquisitez?

¡Me niego!

No, no esperen que haga comparación alguna entre los equipos masculino y femenino de la entidad, son universos diferentes, con esta oda, que lo es, lo que pretendo es ensalzar el esplendor, la representación y la satisfacción que un culé puede llegar a experimentar sintiendo sus colores, y comprobando la tarea impecable de las jugadoras, de Giráldez y sus colaboradores, así como la del directivo responsable, Xavi Puig en este caso, que me consta llega a congeniar y conectar íntimamente con las profesionales de su sección hasta hacer de todo ello y con todas ellas, una máquina de competir implacable y perfecta.

Todos deberíamos aprender de nuestras futbolistas: Ningún equipo puede prosperar hasta entender, con humildad, que existe tanta dignidad en el esfuerzo de labrar y sembrar, como en la satisfacción de recoger la cosecha. Ellas lo entendieron, y su opulencia de hoy es, seguro, su sacrificio de ayer.

Por todo, por tanto… “Gràcies, noies!”

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