Este Barça ya no es el Barça

El Barça ofreció una pésima imagen ante el Athletic pero acabó salvando un punto

El Barça ofreció una pésima imagen ante el Athletic pero acabó salvando un punto / sport

Lluís Mascaró

Este Barça podrá ganar o perder partidos. Podrá, incluso, conquistar títulos. Pero ha dejado, definitivamente, de ser el Barça. Ha perdido toda su identidad. Ya no es el Barça del toque, la posesión, la circulación y el juego excelso. Es un Barça de fútbol pobre, primitivo, de jugadas individuales. Un Barça que vive colgado de su estrella. Que sobrevive gracias a Messi. Un Barça con una falta de identidad terrible. Muchos socios y aficionados se quejaban estos días por el cambio del escudo. O por la futura camiseta a cuadros. Eso es, seguramente, lo de menos. Lo más triste es que este Barça está dejando de ser reconocible no por sus símbolos, sino por su fútbol. Y eso es lo peor que le puede pasar a un equipo.

Esta degeneración del Barça no ha llegado de golpe y porrazo. Por supuesto. Ha sido progresiva. Y premeditada. Por las decisiones que se han ido tomando, a lo largo de los últimos años, desde los despachos. Se ha desnaturalizado tanto la plantilla que es imposible mantener el estilo con los actuales jugadores. Del Busquets-Xavi-Iniesta pasamos al Sergi Roberto-Rakitic-Arturo Vidal. Nada que ver. Nada. Y ya no es solo una cuestión de nombres. Sino de concepto futbolístico. No hay otro Xavi. Ni otro Iniesta. Pero en el mercado han existido jugadores (muchos) que el Barça ha descartado y que podrían haberles suplido mucho mejor que los actuales. 

Valverde tiene parte de culpa del desaguisado

Valverde (como antes Luis Enrique) tiene parte de culpa de este desaguisado futbolístico. No ha sido valiente en sus decisiones. Se ha limitado a poner nombres en una alineación, sin priorizar el juego. Solo el resultado. Y cuando el resultado ha fallado (como le pasó a su antecesor), su estrategia se ha venido abajo. La pasada temporada, el Barça ganó la Liga porque el Madrid dimitió antes de empezar la temporada. Ahora ya se han perdido 7 puntos de los últimos 9 en tres partidos lamentables.

Y no nos engañemos. La solución no es seguir confiando en la magia de Messi. Porque Messi es muy bueno. Mucho. Muchísimo. Pero él solo no puede ganar la Champions, que es el gran objetivo de esta temporada. Este sábado, al salir al campo, ha cambiado el partido. Lo ha revolucionado. Pero ha sido él. Solo él. Y el gol de Munir no debe esconder la realidad: este Barça ya no es el Barça. Y hay que reconocerlo. Por mucho que nos duela.