Dos años del triunfo electoral de Laporta

Laporta ganó las últimas elecciones a la presidencia del FC Barcelona

Laporta ganó las últimas elecciones a la presidencia del FC Barcelona / Javier Ferrándiz

Toni Frieros

Toni Frieros

Este martes se cumplen dos años del triunfo de Joan Laporta en las urnas. Tiempo habrá para analizar en profundidad estos veinticuatro meses de un modelo de gobernanza personalista que no ha dejado indiferente a nadie y que sigue generando muchas, muchas incertidumbres. Comparar el programa electoral con el que se presentó a las elecciones con el devenir de los hechos es como hacerlo entre un huevo y una castaña. Se ha forjado un mantra, un discurso, que habrá calado entre los acérrimos, sí, pero dista mucho de ser la realidad de los acontecimientos.

No voy a negar que entrar a presidir el FC Barcelona en marzo de 2021 exigía muchas dosis de valentía e ingenio, porque la situación económica era muy difícil y la deportiva muy mediocre, de ahí que fuera necesario, más que nunca, que antes de entrar (sí, antes) existiera un Plan Estratégico riguroso y planificado. La salida de la ecuación de Jaume Giró hizo que saltara la primera medida urgente para tener ingresos: bonos. Su sustituto, Eduard Romeu, no conocía absolutamente a nadie de la junta, solo había hablado una vez con Laporta, y no había participado en las elecciones. 

Desde marzo a junio de 2021 la única decisión que tomó la junta fue la que ha causado gran parte de los problemas económicos y de ‘fair play’. Cerrar esa temporada con 485 millones de pérdidas (la mayoría en devaluación de jugadores y provisiones dimensionadas) fue un craso error. 160 millones fueron directamente a engrosar artificialmente la masa salarial del primer equipo, de ahí que Javier Tebas le dijera a Laporta que no podía fichar jugadores con esos números. De haber intentado cerrar la temporada 20-21 con el menor número de pérdidas posibles (déficit cero), hoy la situación sería otra muy distinta. Lo grave es que antes del 30 de junio de 2021 nadie adivinó lo que iba a pasar. Algunos afirman que esa ‘valentía’ obedeció a que Laporta estaba segurísimo de que la Superliga iba a ser una realidad de inmediato y que iban a llover 600 millones de un día para otro. Problema resuelto.

Para acabar de complicar las cosas, la dimisión de Ferran Reverter desveló una gestión e idea de club antagónica entre el CEO y el presidente y el FC Barcelona entró en otra dimensión. Del mismo modo, no sabemos qué habría sido del club de no haberse activado las famosas palancas, porque la gestión ordinaria del ejercicio 21-22 arrojó un desvío presupuestario de más de 160 millones de euros. Más gastos y menos ingresos de los previstos. Así de simple. 

Implantar el actual modelo de club ha conllevado la salida de más de cien trabajadores y construir un equipo ganador ha costado un ojo de la cara, porque se han gastado recursos que no se tenían. Queda por hacer el nuevo Camp Nou, clarificar el ‘caso Negreira’ y cada vez son más los grupos de opinión y socios que piden mucha más transparencia e información, justo lo que prometió Laporta cuando llegó a la presidencia.