En blaugrana

Agarrarse a Mourinho es condenarse al infierno

José Mourinho

José Mourinho / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Mourinho ha sido, en la historia reciente del fútbol, el personaje que ha generado más tensión entre el Madrid y el Barça. El técnico portugués estuvo tres temporadas en el Bernabéu con un balance irregular en el que hubo más polémicas que títulos. La imagen del club blanco fue arrastrada por el fango con actitudes tan grotescas (por no llamarlas delictivas) como meterle el dedo en el ojo al malogrado Tito Vilanova.

Sin olvidar que su concepción futbolística convirtió al Madrid en el equipo más violento de Europa. Todo para ganar una Liga, una Copa y una Supercopa de España. Todo para intentar frenar (sin éxito, por cierto) al mejor Barça de la historia liderado por Pep Guardiola.

Este mismo personaje de actitudes, gestos y palabras miserables es el que ahora pretende recuperar Florentino Pérez para sustituir a un Zidane que está al borde de la destitución. Si los blancos no ganan al Galatasaray, el francés será despedido. Ni siquiera el aval de las tres Champions consecutivas que conquistó como entrenador le servirán para librarse de la guillotina.

Y es que Florentino Pérez, ante su incapacidad para crear un nuevo proyecto ganador, ha decidido ir cargándose a todos los técnicos que sea necesario (Lopetegui, Solari y Zidane en menos de un año) para salvar su propia cabeza. Y ahora está dispuesto a agarrarse al clavo ardiendo que significa Mourinho. Sin saber que ponerse en manos de Mourinho es condenarse al infierno.

El momento de Mourinho ya ha pasado. Y sus métodos (a veces efectivos en otros tiempos) han caducado. Lleva casi un año en el paro (desde que en diciembre del 2018 fuera despedido del Manchester United) y mata el rato comentando partidos en Sky Sports. Si Florentino Pérez cree que este 'jubilado' puede ser su solución es que tiene menos idea de fútbol de lo que me pensaba.