Elecciones generales 23J

Los barones se quedan en sus puestos para poder influir si hay relevo en el PSOE

El resultado del 23J condiciona la sucesión en las comunidades donde se ha perdido el gobierno porque el partido puede enfrascarse antes en una lucha general

Los presidentes autonómicos, Javier Lambán, Emiliano García-Page, Ximo Puig, y Guillermo Fernández Vara.

Los presidentes autonómicos, Javier Lambán, Emiliano García-Page, Ximo Puig, y Guillermo Fernández Vara. / EFE

Marisol Hernández

Calma chicha en los territorios a la espera de qué pasa en las

elecciones generales del 23 de julio

. El malestar con

Pedro Sánchez

, a quien presidentes autonómicos y alcaldes defenestrados culpan de los resultados del

28M

, se masca en privado desde la noche electoral. Pero la petición de responsabilidades por este fracaso electoral colectivo permanece congelada.

Primero porque hay unas elecciones generales convocadas y nadie con un mínimo de peso en la organización va a hacer nada para boicotear la campaña. Pero también porque en el partido se está ya pensado en qué pasará si Sánchez no consigue seguir en la Moncloa y eso condiciona todos los movimientos. La cita del 23J ha obligado a los barones a quedarse al frente de los aparatos territoriales, a pesar de que hubo quien como 

Guillermo Fernández Vara

 anunció con el schok de la derrota que se volvía a su plaza de médico forense.

Algunos han optado por buscar otros destinos políticos. La presidenta balear, Francina Armengol, encabezará la lista al Congreso y la riojana, Concha Andreu al Senado. 

Javier Lambán

 (Aragón) no irá en la candidatura pero recalará también en la Cámara Alta como senador designado por las Cortes aragonesas. Un puesto, el de senador autonómico, que tampoco se descarta para Vara.

Ximo Puig

 (Comunidad Valenciana) y Ángel Víctor Torres (Canarias) se quedan en sus respectivos territorios. Al menos, de momento. Pero todos, al margen del cargo público que ocupen, permanecen al frente del partido. El escenario al que se enfrentan los socialistas es aún muy difuso. Pesa mucho la catástrofe del 28M en la que se han perdido seis comunidades y alcaldías como Valladolid y Sevilla. Y aunque en la derrota ha sido crucial el hundimiento de Podemos, que ha impedido la reedición de gobiernos progresistas, en el partido no esconden que los votantes han mandado un mensaje en contra del Gobierno de coalición con Unidas Podemos.

Hay mucho desánimo en el PSOE, cauterizado sólo en las últimas horas por el impacto del acuerdo entre el PP y Vox en la Comunidad Valenciana, que dará a la

ultraderecha

una vicepresidencia para el extorero Vicente Barrera y entre dos y tres consellerias más y en el que no se habla de violencia de género o violencia machista sino de violencia intrafamiliar.

Aunque todos en la organización dan por supuesto que Sánchez está dispuesto a dar la batalla. Este domingo vuelve a la carga con un mitin en Dos Hermanas (Sevilla), un lugar talismán en su trayectoria, y el lunes, en un absoluto cambio de estrategia, inciairá con una entrevista en Onda Cero en Carlos Alsina una apertura en su constalación habitual de medios.

De lo que consiga en estas cinco semanas depende el futuro del PSOE. La cuestión no es sólo si Sánchez logra conservar la Moncloa. Si lo hace se abrirá otra fase en los territorios donde se mantendrá intacta la influencia de Ferraz. El asunto es que si no lo logra, lo que ocurra en el partido será distinto en función del resultado. Si no es una hecatombre, el presidente todavía tendrá margen de maniobra. "Sánchez es un tipo muy peculiar. A ver si se vuelve a presentar", asegura un alto cargo autonómico. Pero si se produce una derrota contundente, las peticiones de responsabilidad serán, probablemente, inmediatas.

Los relevos de los barones, en el aire

Una desestabilización, mayor o menor, de la dirección nacional deja en suspenso los relevos en las comunidades autónomas. Y no sólo eso. permite a los dirigentes que quieran, atrincherarse, según explican fuentes del partido, en el caso de que lo pretendan. Porque la sucesión de los barones que han sido defenestrados el 28M quedaría aplazada para que se resolviera primero el liderazgo del PSOE y ahí ellos todavía dispondrían de influencia. En caso de que realmente los socialistas tuvieran que buscar un nuevo secretario general los dirigentes salientes tendrían la baza de acertar en la elección y tener a a la nueva dirección de cara para sus propios procesos de renovación.

Todas estas cábalas se hacen ya en el PSOE, sobre todo tras el lío que se montó con las listas al Congreso y al Senado El presidente ha blindado a su equipo en las candidaturas y ha hecho gestos en algunos territorios como Castilla-La Mancha, Aragón, la Comunidad Valenciana y Castilla y León en contra de sus actuales dirigentes.

Si el 23J resulta una catástrofe en términos electorales se abriría paso, o incluso Sánchez lo convocaría, un congreso extraordinario que demoraría la designación de nuevos secretarios generales en las autonomías. El recambio de Lambán, Vara y Concha Andreu, que además han optado por buscar una salida, parece claro. Armengol y Torres se quedan al frente de Baleares y Canarias, respectivamente, y en principio, cuentan con respaldo en sus organizaciones para hacerlo. El modelo de ambos sería el del propio Vara que, en 2011 tras presidir una primera legislatura la Junta de Extremadura, resistió como líder de la oposición y a los cuatro años regresó a la presidencia donde ha permanecido hasta el batacazo del 28M.

La mayor duda es Ximo Puig que, de momento se queda, aunque los secretarios provinciales de Valencia y de Alicante, Carlos Bielsa y Alejandro Soler, están empujando para que se produzca su salida. Puig podría permanecer técnicamente al frente del PSOE valenciano hasta 2025, cuando tocaría el congreso ordinario. En estos momentos la consigna es "no generar inestabilidad". Pero el 23J marcará definitivamente el camino.