FORD FOCUS

Ford Focus, un superventas que sigue mejorando

Probamos la cuarta generación del compacto que evoluciona sustancialmente en diseño y equipamiento tecnológico.

Ford Focus, un superventas que sigue mejorando

Ford Focus, un superventas que sigue mejorando. / Telva Somoza

En 1998 Ford decidió dejar atrás su mítico Escort para adentrarse en el segmento más competitivo en esa época, los compactos. Lo hizo con una clara tendencia europeísta y acertó de llenó con el concepto Ford Focus, un superventas que a día de hoy se renueva por completo para mejorar en todos los aspectos.

La cuarta generación ha cambiado drásticamente por fuera pero lo verdaderamente interesante se encuentra en su interior. El salto tecnológico y digital lo sitúa finalmente al nivel de sus rivales europeos como el Seat León, Renault Megáne, Volkswagen Golf u otros asiáticos como el Hyundai i30 o Mazda 3. La corriente downsize (motores muy pequeños) sigue en auge, así que probamos el modelo tope de gama Titanium con motor gasolina 1.0 Ecoboost de 125 caballos.

El nuevo Ford Focus se construye sobre la plataforma C2, que según la firma mejora su rigidez torsional y aumenta la batalla en 5,3 centímetros hasta los 2,70 metros de longitud. Un incremento que beneficia directamente al espacio interior y que firma unas cotas (para el cinco puertas probado) de 4,37 metros de largo por 1,82 de ancho y 1,45 de alto con un peso de 1.322 kilogramos. En España también se venderá en carrocería cinco puertas pero no llegará la opción cuatro puertas.

Más presencia

Los cambios estéticos saltan a la vista por su carrocería más estilizada, deportiva y aerodinámica. El morro tiende más que nunca hacía el suelo, dejando la imponente parrilla –en este caso con lamas cromadas horizontales- dirigida hacía el asfalto. En la anterior generación, los grupos ópticos ya se habían afilado así que lucen un diseño parecido pero con un embellecedor en la parte exterior y un haz de luz LED diurna que atraviesa el faro.  Además, los antiniebla pasan a ser verticales, acompañando al nervio exterior del paragolpes. La silueta parece estirarse, dejando atrás la redondez del anterior Focus. Todo él se nutre de blisters y líneas de tensión para incrementar la sensación de ser un coche veloz, tal y como sucede con la zaga, que juega con las formas horizontales para parecer más ancho y bajo.

Tal como adelantaban los números, el espacio interior ha mejorado sustancialmente en las plazas delanteras y traseras, donde cabrían hasta 3 adultos. El diseño del habitáculo ha cambiado por completo y el salto en la calidad percibida es notable gracias al uso de materiales superiores y un ajuste más cuidado de las piezas. Sigue la línea horizontal que ya vimos en el Ford Fiesta, con la aparición de la pantalla multimedia flotante de 8 pulgadas en este caso que sustituye a la basta consola del anterior Focus. El sistema SYNC 3 asegura lo último en conectividad con el Smartphone para Android y iOS. El maletero del 5 puertas está dentro de la media con 375 litros de capacidad y tiene una buena forma cuadrada, que permite cargarlo hasta los topes.

En pote pequeño...

El motor 1.0 EcoBoos de 125 caballos me sorprendió positivamente en varios aspectos, empezando por su consumo. La firma homologa un gasto por ciudad de 5,9 y durante mi circulación lo sitúe en 6 litros sin mucho esfuerzo, así que parece una cifra fácilmente alcanzable. En cuanto me dirigí a carreteras abiertas y vías rápidas el consumo se redujo drásticamente, llegando a marcar 5,4 litros a los cien kilómetros. Además y si bien es cierto que a nivel prestacional no es ninguna maravilla, este tricilíndrico con apenas 170 Nm de par máximo resultó de lo más eficaz en adelantamientos e instantes de más demanda de potencia. Tema aparte es la sonoridad de su bloque, que curiosamente mejora con la velocidad ya que el aislamiento del habitáculo es otro detalle a destacar positivamente.

Sensaciones al volante

La firma del óvalo se caracteriza por cuidar las sensaciones de conducción mediante un trabajo concienzudo en el bastidor. Se nota cierta firmeza en la suspensión respecto al modelo anterior, una dureza que se agradece entre curvas pero que tampoco perjudica al confort en marcha. La caja de cambios manual es concisa y directa, no así la dirección que me ha parecido demasiado asistida.

El nuevo Ford Focus vuelve más dispuesto que nunca a plantar cara. Lo hace con motivos de sobra para los amantes de los coches bien hechos pero sin grandes pomposidades, para eso está el nivel de equipamiento Vignale. No estamos ante un coche deportivo pero sí tiene cierta tendencia a ello, así que imaginamos lo emocionante que puede ser su versión RS (o la ST para empezar). El vehículo probado, con el acabado Titanium pero sin poder calcular los extras por ser una versión alemana, sale desde 24.475 euros.